Semana Santa Cartagena

Emotivo Miserere marrajo al Nazareno

Tan antiguo que nadie en la Cofradía marraja, ni siquiera los más estudiosos, podrían datarlo. Así es el Miserere marrajo. El acto cuaresmal más importante de cuantos conforman la semana de rezos y rogativas hacia el Jesús Nazareno llenó ayer los bancos de la iglesia castrense de Santo Domingo.

Ya durante todas las horas previas, los hermanos de las diferentes agrupaciones prepararon y montaron con seriedad y esmero la estructura donde entronizar a la imagen del titular de la cofradía. Los asistentes estaban llamados a acudir con sus mejores galas y la venerada talla no fue menos. Al Nazareno se le revistió con una túnica diseñada por Balbino de la Cerra Barceló, de 1972, y bordada por Anita Vivancos.

El acto paralitúrgico, guiado por el rector de la basílica de la Caridad, Fernando Gutiérrez Reche, comenzó con una procesión claustral a los sones del Coro de Peregrinos del 'Tannhäuser' de Wagner. Así fue como el sudario de la cofradía abrió paso hasta el altar mayor a cuantos hermanos alumbrantes acudieron a rendir culto al Nazareno. Un séquito del que formaron parte el pregonero, la nazarena y el procesionista del año, así como los hermanos mayores de las cuatro cofradías encabezados por el anfitrión, Francisco Pagán Martín-Portugués. Una ceremonia en la que, además, se tuvo muy presente el reciente fallecimiento del que fuera capellán marrajo, Francisco Montesinos.

Tras el rezo de las lecturas y la homilía, el capellán marrajo entonó el primer verso del cántico 'Miserere mei Deus', compuesto por Orlando di Lasso. Un acto de 'mea culpa' y de reconocimiento de los pecados propios que rememora el pasaje de la Biblia en el que el rey David imploró la misericordia y la compasión divina.

El momento cúlmen de la eucaristía contó además con una novedad añadida. La Cofradía Marraja decidió confiar este año la interpretación del salmo, por primera vez, al Coro de Cámara Capilla Marraja, que estuvo dirigido por Alfonso Martínez Bernal, acompañado al órgano por Ibán Huertas San Millán.

«Entretanto, los presentes contemplarán la dignidad de Jesús, quien, cargado con la infamante cruz, nos devuelve una mirada sostenida y profunda, sabedor de que cumple con los designios de Dios, para los que está íntimamente comprometido en pos de la humanidad», evocaba en estas páginas el pasado jueves el comisario de protocolo de los marrajos, Miguel Fernández Gómez.

Tras el momento de oración, la ceremonia continuó con la bendición del romero. La planta que jalonó los pasos de Cristo en su camino a la Gólgota fue repartida entre los presentes. Finalmente, la procesión claustral de regreso a la Capilla Marraja y la pieza 'Nuestro Padre Jesús', compuesta en 1935 por Emilio Cebrián Ruiz e interpretada por la Banda Musical Sauces, pusieron el broche a una de las noches más brillantes para los marrajos. Un acto solemne y de recogimiento que a todos evocó esas procesiones que tan cerca quedan ya en el calendario.

Los cultos al Jesús continuarán este sábado, a las 21.00 horas ,con la Vigilia de la Juventud, que contará con la participación del Coro Agrupación Nuestro Padre Jesús Nazareno y estará presidida por el capellán de la Cofradía. Gutiérrez Reche y el mismo coro repetirán el domingo al frente del oficio marrajo del domingo. La semana concluirá así con la llamada misa de cuaresma, que será a las 9.00 horas, también en la parroquia castrense.