Cartagena se rinde ante La Piedad

El pueblo de Cartagena asistió este domingo puntual a la cita extraordinaria que tenía con La Piedad y a las 10.30 horas de la mañana la puerta de la estación de ferrocarril y las calles aledañas eran un mar de personas, esperando para ver la Virgen recorrer las calles del casco histórico. Unas calles que rezumaban olor a flores al paso del cortejo en lo que ha sido la antesala de la Semana Santa.

Minutos antes de comenzar el recorrido, el capellán marrajo leyó unas palabras a las puertas de la estación, en las que plasmó los cien años de devoción de los cartageneros con esta imagen, elaborada por el afamado escultor José Capuz, a petición del entonces hermano mayor marrajo, Juan Antonio Gómez Quiles.

Entre las mil personas que portaron a La Piedad estaban Trinidad Araujo y Olga Candela, una california de toda la vida «pero primero soy procesionista». Ambas se estrenaron este domingo como portapasos «nunca habíamos llevado un trono y ha sido una experiencia muy bonita. Pensábamos que iba a ser más duro, pero se nos ha hecho corto. Ha merecido mucho la pena esta experiencia».

Los fieles la acompañaron durante todo el itinerario que tuvo una parada frente al Palacio Consistorial, en la que los Granaderos Californios le hicieron una ofrenda floral.

Con ellos estaban Pedro José Hernández y Esther Molina, quienes confirmaron que «el ambiente que hay en las calles es estupendo, ya se nota que tenemos muchas ganas de que empiece la Semana Santa y, encima, con este tiempo. estamos toda Cartagena en la calle».

El acto institucional comenzó con el canto del Ave María y la marcha Plegaria de La Piedad, tras lo que tomó la palabra la alcaldesa, Noelia Arroyo, acompañada por la corporación municipal al completo. «Conectaste con tu pueblo nada más llegar a la ciudad. Un pueblo rendido y devoto que decidió escoltarte por las calles de Cartagena, convirtiéndolo en una tradición que ha ido creciendo año a año», manifestó Arroyo. Para finalizar este acto, la primera edil hizo entrega del escudo de Cartagena de 1925, que la Virgen portó el resto del recorrido.

Maricarmen González Martínez, que no quiso perderse este momento, afirmó que «me ha encantado el acto. Me he venido yo sola porque a mi las procesiones me encantan y lo he disfrutado mucho».

El traslado continuó hasta Santa Maria de Gracia, dónde los fieles esperaban la recogida de la Virgen a la que despidieron con una salve multitudinaria.

Ese fue precisamente el momento que más ha gustado a Rebeca Soria y Aitana Gutiérrez, cartageneras y amantes de la Semana Santa. «Como nuestras procesiones no hay ningunas, el orden, el vestuario, las flores, todo es perfecto. La entrada a la iglesia ha sido sobrecogedora. Toda la celebración de hoy ha estado muy bien, ha sido un buen aperitivo de la Semana Santa que está por llegar».

Pasadas las dos de la tarde, la Piedad entró finalmente en la iglesia arropada por los vítores de los cartageneros y el repicar incesante de las campanas.

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