El sueño del '58'

Juanfran Guevara tiene 19 años y lleva ocho subido a una moto, los dos últimos en el Mundial de Moto3 y el recién terminado bajo la égida de Jorge Martínez Aspar, quien algo habrá visto cuando ha renovado al lorquino, que cerró el año en el puesto 17º, lleva el 58 en homenaje al fallecido Simoncelli y tiene un sueño que se parece mucho al sueño que tienen todos: llegar un día a MotoGP.

Vive con sus padres en Lorca, donde pasa buena parte del año, y estudia Administración de Empresas en la UCAM. Si el primer curso le tocó desarrollar una TSR Honda y su mejor puesto fue el 16º, el mundo fue un poco más de color de rosa en el pasado Mundial, con una moto rígida, pero más veloz, que ha metido varias veces entre las diez primeras y con la que ha sumado 46 puntos. El próximo año cambiará a Indra, una máquina más manejable con la que espera seguir mejorando.

Guevara tiene una manía, la de ponerse siempre el guante izquierdo antes que el derecho, repasa mentalmente los puntos calientes de cada circuito porque dice que ayuda a memorizarlos y tuvo que recurrir a los psicólogos en la última temporada, cuando varias caídas le dejaron alguna magulladura y un trasquilón en el ánimo del que ya se ha restablecido.

Cuando está en Lorca no falla en las aulas ni tampoco en el gimnasio. Mantiene una excelente condición física, y está firmemente convencido de que no es posible triunfar de otro modo. Tiene comprobado que es más fácil caerse tras el ecuador de las carreras, cuando la fatiga amenaza la concentración. Para que no le pase, recurre a un ejercicio infalible: entrenar al límite y cuando está en el umbral del agotamiento, seguir entrenando. Así acostumbra la cabeza y el cuerpo a los momentos más exigentes.

Esta es la fuerza de voluntad que le ha mantenido en el Mundial ya dos años, la que le ha llevado a superar momentos difíciles y la que espera le lleve un día a cumplir su mayor deseo desde que un día subió a una moto con 11 años: pilotar en MotoGP.