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El Real Murcia ganó una final ante el Fuenlabrada, y Fran Fernández también. Ambos llegaron al choque ante el equipo madrileño con el depósito de ... la confianza a cero y el entrenador con un ultimátum encima de la mesa. Y ambos lo sacaron para adelante con un partido diferente a todos los demás, siendo más agresivos y acertados, con un dibujo diferente, y logrando marcar el gol de la tranquilidad justo cuando peor lo estaba pasando ante un equipo de la zona baja que lo puso en aprietos, como de costumbre. El conjunto grana se quitó un peso de encima tras perder los tres últimos partidos en casa, aunque todavía tiene mucho que mejorar para recuperar toda la autoestima.
Además de en lo anímico, el conjunto grana ha tomado impulso en la tabla tras volver a ganar. El Real Murcia saltó al cuidado césped del Enrique Roca sabiendo que una victoria supondría un premio doble. Ninguno de los dos primeros lograron ganar sus partidos, por eso los tres puntos sumados ante el Fuenlabrada acercan a los murcianos a tres puntos del liderato, a dos del Antequera y a uno del Ceuta. El equipo de Fran Fernández vuelve a latir a pesar de su desventaja y todavía tiene opciones, en las últimas diez jornadas, de volver a soñar con el ascenso.
Real Murcia:
Gazzaniga, David Vicente, Alberto González, Saveljich, Cadete, Palmberg, Isi Gómez (Yriarte, 30), Pedro Benito (Pedro León, 81), Flakus (Loren Burón, 81), Davo (Juan Carlos Real, 65) y Alcaina (Toral, 65).
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Fuenlabrada:
Lucas Díaz, Marcos Mauro, Álvaro García, Manu Garrido, Fer Ruiz (Aarón Piñán, 58), Cedric, Ale Galindo (Moyano, 58), Barbosa (Abde, 45), Sergio Aguza, Bilal e Ismael Casas.
Goles: 1-0, min. 12, Fakus. 2-0, Juan Carlos Real.
Árbitro: Tárraga Lájara, del comité valenciano. Mostró amarilla a Davo.
Incidencias: Estadio Enrique Roca, 10.057 espectadores.
Fran Fernández se la jugó al todo o nada. Hizo caso a su presidente, que esta semana le pidió que arriesgara y cambiara cosas, y el técnico almeriense lo hizo. Eso sí, presentó un equipo con David Vicente y Cadete en las bandas por las molestias de Forns, volvió a repetir con Palmberg e Isi Gómez en la medular y sobrecargó la parte de arriba con cuatro delanteros natos ya que puso de una tacada a Alcaina, Flakus, Pedro Benito y Davo, todos ellos capacitados para jugar como si fueran un '9'. Como el Real Madrid. Todo un riesgo ya que sentó a Real, un jugador intocable hasta este domingo, y afrontó la primera parte sin ningún extremo capaz de poner un centro desde las bandas.
En la primera parte el Real Murcia tiró de contundencia, aunque con el balón mandó el Fuenlabrada. El equipo grana fue más incisivo, generó múltiples ocasiones de gol, pero también sufrió alguna vez cuando su rival se acercó a la meta de Gazzaniga. Lo mejor es que los locales, a diferencia de otros partidos, acertaron rápido. Tras varios avisos, llegó la genialidad de Flakus, que agarró un balón en la frontal y la metió por la escuadra, un gol que terminó de enchufar a la afición grana, que apoyó a su equipo desde el calentamiento. No había dudas, al Enrique Roca acudieron los más incondicionales, los que querían animar y no pitar en un partido que era una final.
Isi no estaba fino, cometió varios errores y tuvo pérdidas peligrosas. El Fuenlabrada se estiró y comenzó a acercarse a la meta de Gazzaniga con la pareja Manu Garrido y Cedric, que congeniaban a la perfección. El equipo grana, cada vez que robaba, salía como un avión. En una de ellas Flakus y Alcaina conectaron, aunque el valenciano no pudo enganchar bien el remate. El partido estaba peligrosamente abierto, era de ida y vuelta, aunque a los de Fran Fernández les faltaba asestar otro golpe a un rival que tuvo que cambiar el guion inicial tras el 1-0 y que se adaptó bien a las nuevas circunstancias.
De hecho, a los veinticinco minutos David Vicente fue milagroso quitándole de la punta del pie un balón a Manu Garrido cuando el delantero del Fuenlabrada se disponía a fusilar a Gazzaniga. Era el empate. Aguza, ex centrocampista grana, sirvió una asistencia prodigiosa al ex atacante del UCAM, que estaba dentro del área pequeña en una posición privilegiada. El Fuenlabrada tenía más el balón, dominaba, y al Real Murcia, muy metido atrás, le costaba más robar el balón.
A la media hora de partido otra salida al contragolpe de Flakus y Alcaina no acabó dentro de la red por poco. Aunque solo unos segundo más tarde Isi Gómez se echaba al suelo aquejado por unas molestias físicas y Fran Fernández se vio obligado a reemplazarlo por Yriarte, ausente durante muchas semanas. El equipo grana, contrariamente a lo que podía parecer, ganó en solidez en el centro del campo con el cambio. Las ocasiones granas, pese a la escasa posesión local, se sucedían. En una de las más claras Alcaina robó un balón y sirvió un taconazo cargado de calidad a Pedro Benito, que le pegó demasiado alto en otra ocasión de oro.
A cinco minutos del final del primer acto el equipo grana, desde Pedro Benito a Alberto González, que fue al suelo para rebañar un balón, tiraba de casta pese a los agujeros atrás. Con la entrada de Yriarte el Real Murcia había mejorado definitivamente, fue más sólido. Sobre la bocina el colegiado anuló un gol a Flakus por una mano similar a otra de Bilal, un defensa del Fuenlabrada minutos antes que no fue sancionada con penalti. Más allá de esta acción, el Real Murcia aprobó con nota en la primera parte, fue más certero y atrás no cedió demasiado, como otras veces. Merecía ganar.
La segunda mitad arrancó con un disparo desde la frontal de Cedric que atajó Gazzaniga sin problemas. Al delantero del Fuenlabrada le contestó Davo con una gran galopada, pero conforme se acercó al área contraria al extremo grana se le apagó la luz y no escogió la mejor opción. El choque volvía a estar abierto, era otra vez de ida y vuelta, y los locales necesitaban cada vez más matar el partido, espantar los fantasmas, volver a ganar un partido en casa de forma tranquila para silenciar las dudas, para volver a mira al futuro con optimismo.
Pero no fue lo que pasó en los siguientes minutos ya que aparecieron los nervios. El Fuenlabrada, de hecho, volvió a asustar al público del Enrique Roca con un cabezazo que sacó Alberto González bajo los palos con una volea acrobática. Incluso Manu Garrido se estorbó con un compañero cuando ambos estaban en una posición inmejorable para empatar el duelo.
El Real Murcia estaba demasiado atrás, y más con los sucesivos cambios de Fran Fernández, que dejaron al equipo grana sin delanteros y con demasiados centrocampistas incapaces de retener demasiado el balón. Hasta que apareció David Vicente, un defensa, para encontrar, a la espalda de los centrales del Fuenlabrada a un Juan Carlos Real que se quedó solo delante de Lucas Ruiz y que esta vez no falló (2-0). Una paradoja en toda regla ya que si por algo ha sido criticado el entrenador del Real Murcia, ha sido por apostar incondicionalmente por el gallego, un futbolista que este domingo le dio la vida y que le ayudó a salvar un 'match ball'.
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