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BORJA TORRAS
Viernes, 25 de noviembre 2016, 00:36
El dinero invertido por numerosos murcianistas en la ampliación de capital ya va tapando algunos de los agujeros que había en las arcas del club en los últimos meses. Era uno de los deberes que tenía que resolver el segundo máximo accionista del club grana en cuanto aterrizara con plenos poderes en las oficinas de la Nueva Condomina. Pero para qué esperar a Raúl Moro, cuando Guillermo Martínez Abarca podía, y así lo ha hecho, dejar resuelto el tema de los atrasos en el pago de las nóminas.
El todavía presidente murcianista dio órdenes de que se abonase la mensualidad pendiente que tenían la plantilla y el cuerpo técnico grana, correspondiente al mes de octubre, y también los dos últimos pagos que debían recibir los empleados. Ayer, estas cantidades se ingresaron en las cuentas, resolviendo así la primera de las tareas apuntadas en la lista de Moro. Además, se cerró el apartado que tenía el club con los siete empleados que fueron despedidos en 2015 por Jesús Samper tras no consumarse el ascenso a la Segunda División, lo que acarreó una reducción de personal.
El dinero de Moro no se toca
Esta puesta al corriente en los gastos diarios del club ha sido posible gracias a los 165.000 euros de la ampliación de capital aportada por numerosos murcianistas, entre los que destacaron los 51.000 euros del notario Francisco Tornel. También han ayudado los ingresos por publicidad que ha recibido el club en el último mes. Y es que en el Consejo tienen claro que el dinero de Moro no se toca. Es un pacto no escrito pero que el grupo del futuro propietario del club habría solicitado para que cuando entren puedan disponer de esos 400.000 euros para trabajar con agilidad. El dinero que puso el empresario extremeño se mantiene intactos en la cuenta de la ampliación de capital, a la espera de que el segundo máximo accionista del club solucione las negociaciones con Gonzalo Samper para quedarse con la entidad en los próximos días.
Este dinero servirá para afrontar los despidos que se puedan producir en la plantilla de empleados y también para ir al mercado de invierno con la billetera llena para reforzar al equipo con jugadores que den un salto de calidad a una plantilla que ha demostrado que le falta todavía potencial para meterse en el 'playoff'.
Lo que todavía está sin resolver es el tema de los pagos que se adeudan, tanto al Imperial como al equipo de División de Honor juvenil, así como a la gran mayoría de los técnicos de las bases del club, que siguen esperando cobrar varias mensualidades que se les adeuda.
Resolver este problema será una de las prioridades de Moro. Además, tendrá que tomar pronto una decisión sobre el papel que va a desempeñar el director deportivo, Fernández Romo, en quien no confían los que serán nuevos responsables del club; resolver la situación de Hacienda buscando una negociación que permita aplazar la deuda, decidir qué hacer con el borrador que envió el Ayuntamiento sobre la aportación económica que daría el Consistorio, a cambio del nuevo convenio de uso de la Nueva Condomina. Y también otras labores más sencillas, como mejorar el césped del estadio y esforzarse por diseñar una campaña social que sirva para acercar el equipo a la ciudad y a los murcianos.
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