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Germán intenta superar al guardameta Toni Doblas.
Las dudas inundan al Murcia en Toledo

Las dudas inundan al Murcia en Toledo

El equipo de Acciari no pudo arrancar el 'playoff' con una victoria ante un rival valiente que jugó una hora con diez. Los granas, con dos zarpazos en ataque, pudieron llevarse el partido, pero atrás fueron un equipo frágil que sufrió con Esnáider y Roberto

José Otón

Domingo, 22 de mayo 2016, 22:36

El Murcia es un equipo que tiene problemas de autoestima y ni la marcha de Aira y la llegada de Acciari los ha solucionado. Le falta confianza y ha perdido parte de los argumentos que le hicieron un líder sólido durante más de veinte jornadas. Acciari tiene al enfermo en el quirófano y lo está intentando reanimar con dosis de mala leche y agresividad, pero no hay manera. Porque carácter, principalmente, es lo que le faltó al Murcia ayer en el Salto del Caballo para encarrilar la eliminatoria y no mantener a sus aficionados siete días en vilo.

Tampoco el equipo grana mostró la contundencia atrás y la pegada arriba de un equipo que quiere ascender, en un partido que fue un ida y vuelta, una ruleta rusa en la que el Murcia no demostró su jerarquía ante un rival que tampoco está dotado de grandes argumentos futbolísticos y que jugó una hora en inferioridad. Por eso el partido de ayer deja más dudas en los aficionados granas que, a pesar de la desazón, deben convertir la Nueva Condomina un infierno para el Toledo, en un choque que será peligroso porque el empate a cero no elimina a los castellanos, y cualquier empate a goles clasifica al rival del Murcia para la segunda ronda del 'playoff'.

El Murcia arrancó de forma espantosa. El equipo grana saltó al terreno de juego del Salto del Caballo dormido, sin apenas constantes vitales. Parecía un partido de Liga normal y corriente para los granas, casi sin nada en juego. El Toledo corría y mordía más. El equipo blanquiverde volaba y el Murcia solo deambulaba por el campo. Los granas defendieron muy cerca del área durante gran parte de la primera mitad y por eso el Toledo pareció un rodillo que lo metió atrás. Dada la distancia entre líneas, el Murcia no tenía fútbol. El centro del campo y, sobre todo Chavero, no aparecían.

A los tres minutos un fallo garrafal de Satrustegui propició la primera gran ocasión de los locales. Entre Roberto, Esnáider y Cristóbal no atinaron a batir a Fernando, pero todo el Salto del Caballo entró en ebullición. El equipo de Onésimo era un vendaval, parecía el segundo en vez del cuarto, y cuatros minutos más tarde Cristóbal y Jokim Esparza pudieron conseguir el primer gol local. Solo les faltó puntería. El Murcia no había hecho acto de presencia aún en la ciudad toledana, era incapaz de mantener la posesión y le faltaba la dosis de agresividad que sí mostraba su rival en cada acción del partido, en cada balón dividido.

Latigazos en ataque

El equipo grana era blando atrás, timorato, sin personalidad. Pero sin embargo, en ataque demostró su olfato goleador y su peligrosidad. En su primer acercamiento, Germán recorrió la banda derecha, llegó a la línea de fondo y sirvió para atrás a Sergio García, que disparó a puerta con intención. Doblas paró en dos tiempos, pero al menos el equipo grana silenció al Salto del Caballo durante algunos minutos. Con más mala leche, el primer ataque grana hubiera acabado en gol.

Lo peor es que el Toledo no se amilanó por el acercamiento de su rival y siguió poniendo a temblar al Real Murcia. Esnáider se movía constantemente en todas las posiciones del ataque y Roberto mandó un disparo al larguero. En el intercambio de golpes volvió a aparecer Sergio García, el mejor de los granas, que dio un pase magistral a Germán que el canario falló delante de Doblas. Al canario le faltó intención, corazón y puntería. Fue otra gran oportunidad para el equipo de Acciari de una primera parte que tenía un regalo para el Real Murcia.

Y es que el colegiado del choque, en el minuto 33, expulsó al lateral local William por entrar con los tacos por delante a la altura de la rodilla izquierda de Isi. La expulsión fue rigurosa y debió ser una bombona de oxígeno para el equipo de Acciari, aunque hasta el final de la primera parte apenas hubo fútbol. Además la expulsión de Onésimo sirvió para calentar aún más el ambiente. Primero porque la afición toledana se puso de uñas con todas las decisiones del colegiado desde ese momento y después porque Satrustegui se lesionó y obligó al equipo grana a recomponerse metiendo a Armando como central y De Vicente en el centro del campo.

Dominio ficticio

El Murcia tenía la posibilidad de cambiar la orientación del partido en la segunda parte en superioridad, olvidar todo lo malo que había hecho en los primeros cuarenta y cinco minutos y redimirse del mal arranque en el 'playoff'. Pero lejos de dominar y machacar a su rival, el Murcia mejoró solo levemente, dominó ficticiamente y dejó que el Toledo, con uno menos, mostrara más sensación de peligro hasta el final del choque. Y eso que Acciari metió a Fran Moreno y a Carlos Álvarez en la segunda parte para crear más peligro.

Pero fue el Toledo el que tuvo las llegadas más claras. A los veintidós minutos cruzó demasiado un balón servido por Esnáider, el jugador más belicoso de los toledanos. Nueve minutos más tarde una falta lateral de los locales se convirtió en otra jugada que el argentino mandó por encima del larguero. El Toledo parecía el equipo en superioridad y el Murcia el que jugaba con uno menos. Al equipo de Onésimo le fallaron las fuerzas al final pero tuvo las suficientes para mantener a raya a un Murcia que solo se acercó con un algún centro errático de Pumar. Lo peor es que el Toledo salió reforzado. No solo por el empate a cero, también porque el equipo de Onésimo, que no se podrá sentar en el banquillo de la Nueva Condomina, fue mejor por su agresividad y aún en inferioridad. Mereció ganar.

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