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Sin lluvia de flores para Samper

Sin lluvia de flores para Samper

El abogado madrileño nunca digirió bien no ser tratado en Murcia con el afecto que él esperaba

César García Granero

Viernes, 18 de diciembre 2015, 23:35

Hacer una semblanza de Jesús Samper no es tarea fácil. Figura contradictoria y hermética, el presidente que más años ha ocupado el trono del Real Murcia ha sido también un gran desconocido, por cuanto los alfilerazos del fútbol le han llevado a mantener una distancia acentuada con el paso de los años. Echó la cortina tras el último descenso y este año ni siquiera se ha sentado una sola vez en el palco. Algunos de los que más lo conocieron aseguran que nunca ha logrado digerir que Murcia no le mostrase el afecto que él esperaba. Sin duda, no ha habido lluvia de flores para Samper.

El abogado madrileño, padre de dos hijos y dueño de la empresa de marketing futbolístico Santa Mónica Sports, declarada recientemente en concurso de acreedores, llegó al club en 1998 de la mano de José Luis Morga. Educado y aficionado del Real Madrid, Jesús Samper tenía buena información, por cuanto había sido secretario general de la Liga durante muchos años. Pagó casi 300 millones de pesetas por el Murcia, al que pilló en Segunda B con la idea de hacer lo que nadie había hecho nunca: anclarlo entre los grandes después de conducirlo a la élite.

El motor sería un convenio con el Ayuntamiento de Murcia que le permitió edificar en la zona norte del municipio y que incluía el campo de fútbol Nueva Condomina, que inauguró en 2006, y otro de golf, que nunca se hizo.

Años de vino y rosas

Durante su etapa el Real Murcia ascendió a Primera División en dos ocasiones, una de la mano de David Vidal y otra con Lucas Alcaraz. Fueron días de vino y rosas. Un dato: meses antes de que se abrieran las puertas del campo, en el club tenían ya 27 peticiones para ocupar los palcos VIP. Otro dato: Baiano, que llegó como una de las estrellas del Murcia de Alcaraz en Primera, cobraba casi 2 millones de euros.

Aquel equipo, hecho con jugadores de más nombre que tono físico, muchos de ellos lesionados, hecho antes con más talonario que sensatez, fue un fiasco, acabó bajando y empezó el suplicio del Murcia. Como Sísifo, condenado a subir con una roca por la ladera de un monte una y otra vez, el Murcia carga con la roca y vuelve a caer cuando ya vislumbra la cima.

El derroche se convirtió en deuda y a Samper se le ensombrecieron los días: estalló la crisis, dejando empantanado parte de su proyecto urbanístico, se separó de su cuñado Juan Manuel Trujillo -para muchos el que más dinero manejaba de los dos- y la deuda empezó a adquirir proporciones catedralicias, hasta el punto de verse obligado a acogerse a un concurso de acreedores.

La escalada de problemas culminó hace dos veranos con el descenso administrativo. Tebas, enemigo declarado de Samper desde que este negociara por su cuenta los derechos televisivos para el Murcia, en la época del primer ascenso, instigó una campaña que acabó con los huesos del club en el lodazal de Segunda B, donde ahora está.

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