Dos dedos de frente son suficientes

La casi llegada del Murcia a la promoción supone el triunfo de un modelo quizá apocado, pero plausible. Un modelo basado en el sentido común, que no es otra cosa que dejar las decisiones en manos de quienes entienden, no en manos de aquellos que están donde están porque manejan pasta, pero no saben ni papa de fútbol. Si de algo sirve este curso, es para descubrir que tener dos dedos de frente ayuda. Este año ha desaparecido del mapa un personaje muy presente en campañas anteriores, que hociqueaba aquí y allá con resultados grisáceos. No mandaba por su discernimiento, sino por el poder que le confería el cargo y el miedo aparejado.

Al final, como se ve, las cosas bien hechas dan resultado. El Murcia está a un paso de la promoción. Si llega, serán decisivos Kike, el jugador más contundente del equipo, y Wellington, el más fino. Es curioso lo del brasileño. Una semana piensas que ha nacido un estrella y a la siguiente que estabas en un error. Demasiado ofuscado a veces, sin embargo, cada vez que toca el balón da la sensación de que pueden pasar cosas. Enfada tanto como encandila, pero es un jugador diferente y el Murcia lo necesita.

Mi única preocupación tiene que ver con los problemas del equipo para retener la pelota. Le cuesta horrores domar el balón y amaestrar los partidos en situaciones comprometidas. Si tenemos en cuenta que en promoción los encuentros son a vida o muerte y las situaciones comprometidas duran todo el partido, el Murcia tendrá que solucionar este problema para no tenerlo crudo en el 'playoff'. Si este llega, ayudará a esponjar una grada hecha un faquir por cursos anteriores en un año que ya ha ayudado al club a saber que hay un camino correcto: es mejor la cordura que el despilfarro.