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El Real Murcia se enfrentaba a un partido vital, y no era un tópico. Ganar los tres puntos ante un Málaga en horas bajas engancharía ... a los granas a la guerra por el 'playoff' y también a los seguidores indecisos que soñaban con el ascenso y que todavía no tenían motivos para creer. Pero el resultado de este examen para el conjunto grana y los que diseñaron el equipo de los tres millones de euros no pudo ser peor. Y no solo por los cuatro goles recibidos, también por las muestras de impotencia de los jugadores de Pablo Alfaro durante buena parte de los noventa minutos. Este Murcia no arranca, tiene carencias en todas las líneas y además, para colmo, está castigado por las lesiones.
Munúa era un problema, pero Alfaro, que ha hecho dos puntos de nueve posibles, tampoco está siendo la solución. El Murcia es un conjunto de buenos jugadores mal organizados y dirigidos. Forman una plantilla que tiene carencias, que cuenta con buenos delanteros pero que apenas tiene en nómina futbolistas que les pongan balones en condiciones. Tampoco cuenta con un centro del campo fiable que, paradójicamente, dirigen Imanol e Isi Gómez, dos futbolistas que venían al Murcia para ser los sustitutos de Pina, Montoro o Larrea y que han tenido que tomar el mando.
Real Murcia:
Manu García, Sergio Santos (Zalaya, min. 68), Alberto González, Marcos Mauro, Andrés López, Isi Gómez (Tomás Pina, 44), Imanol, Arturo (Pedro León, 58), Dani Vega (Rodri Ríos, 58), Guarrotxena y Carrillo.
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Málaga:
Alfonso Herrera, Jokin Gabilondo, Kevin Medina (Víctor, 75), Manu Molina, Genaro, Dani Sánchez, Roberto, Nelson Monte (Einar, 45), Juan Hernández (Dioni. 67), Dani Lorenzo (Antonio José, 82) y Murillo.
Goles: 1-0, min. 2, Guarrotxena, de penalti. 1-1, min. 5, Genaro. 1-2, min. 47, Murillo. 1-3, min. 62, Dani Lorenzo. 1-4, min. 66, Roberto.
Árbitros: Gonzalo Sánchez, del comité castellano manchego. Mostró tarjeta amarilla a Marcos Mauro, Dani Vega, Montoro, Gabilondo y Rodri Ríos. Expulsó con roja directa a Carrillo en el minuto 90.
Incidencias: Estadio Enrique Roca, 21.916 espectadores, más de 500 de ellos llegados desde Málaga.
Y tampoco tiene una defensa para mirar al 'playoff', que ante el Málaga volvió a regalar situaciones de gol a su rival y que es otro de los puntos débiles de un equipo resquebrajado y roto que con apenas catorce jornadas disputadas parece demasiado alejado de los de arriba. El Murcia ha ganado con sufrimiento a los equipos de abajo y ha sido vapuleado por los equipos de arriba, con los que tendrían que ser sus rivales en la zona alta de la tabla. El Murcia se ha equivocado en todo y cada vez tendrá menos tiempo para rectificar.
Finalmente Pablo Alfaro dejó a Zalaya, que salía de una lesión, en el banquillo, y suplió la ausencia de Marc Baró con Marcos Mauro en el centro de la zaga y Andrés López escorado a la banda izquierda. En el banquillo el entrenador aragonés tuvo junto a sí a futbolistas de la talla de Larrea, Pedro León, Montoro o Tomás Pina, además del delantero Rodri Ríos, el máximo artillero grana y también del pasado curso en Primera Federación.
Los dos equipos necesitaban ganar, pero fue el Real Murcia el que salió con más intensidad. Desde el pitido inicial encerró a su rival en su área, generó varias ocasiones, hasta que un cabezazo de Arturo dentro del área chocó en una mano rival y el colegiado decretó penalti. La pena máxima la transformó Guarrotxena con frialdad y sin apenas tomar carrerilla. Como pasara en San Fernando cuando anotó su primer gol de grana, el ariete vasco colocó el balón en la escuadra izquierda de la meta malagueña para hacer el 1-0. Fue un disparo inapelable.
El efecto del gol fue el contrario al esperado por la afición grana ya que lejos de permitir al Murcia manejar el partido, fue el Málaga el que tomó el mando del duelo de forma inmediata y comenzó a generar peligro. Hasta que a los ocho minutos de partido Santos concedió un saque de esquina evitable que acabó con un remate de Genaro dentro del área pequeña grana que supuso el empate a uno. El equipo de Alfaro estuvo, en casi todo, superado por el de Pellicer en los primeros minutos. Tenía el balón y sometía al Murcia y además generaba ocasiones con muy poco. Andrés López sufría en la banda con Jokin Gabilondo, aunque poco a poco comenzó a respirar.
Sobre todo, a partir del minuto 25, en el que cambió el choque. Isi Gómez e Imanol comenzaron a mandar en el partido y el Murcia se volvió a acercar al gol. Sobre todo en un remate de cabeza de Guarrotxena que pegó en un defensor y también en el palo, en lo que fue la mejor ocasión grana de la primera parte tras el 1-0. Pero el Málaga, un equipo versátil, mostró un nuevo registro defendiendo duro y saliendo al contragolpe. Un disparo de Manu Molina, de hecho, se fue cerca del palo de la meta murciana antes de un final de la primera parte que fue malo para el Murcia.
Lo peor de de la primera fue el árbitro Gonzalo Sánchez y también la lesión de Isi Gómez, que tras recibir una falta que no fue pitada por el colegiado acabó con una lesión grave del jugador grana, una posible rotura de antebrazo, el mejor del partido hasta el momento, que fue retirado en camilla ovacionado por la grada. El público murciano, muy indignado por la falta de criterio del colegiado castellano manchego, lo despidió con una sonora pitada demostrando que estaba dispuesto a jugar el partido y no dejarse avasallar.
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Pero en la segunda parte el Málaga le devolvió la moneda al Real Murcia ya que se adelantó en el marcador a los dos minutos de juego de la reanudación. Fue en otra jugada a balón parado y tras un nuevo error defensivo de la defensa grana, que vio como Murillo remató casi a placer en el punto de penalti para hacer el 1-2. El golpe dejó tocado a un equipo que no supo como reaccionar. Alfaro puso sobre el céped de una tacada a Pedro León y Rodri Ríos, pero su entrada apenas tuvo efecto. De hecho, lo que llegó fue el tercero del Málaga en una jugada en la que Kevin Medina sacó los colores a Santos, que no pudo frenar al extremo malagueño ni tampoco su asistencia para Dani Lorenzo, que tras dos intentos fallidos remató a gol completamente solo el 1-3.
La realidad se comió al Murcia, que no supo cómo hacer daño a un Málaga letal y mucho mejor armado. Los de Pablo Alfaro mostraron uno tras otro todos sus defectos, tanto en ataque como en defensa. El 1-4, un regalo de Alberto González para Roberto, fue otra muestra de la inoperancia grana, un equipo al que se le atragantó el final del partido. Unos minutos en los que parte de la afición grana decidió abandonar el estadio cansada de otra fiesta que acabó en decepción y que deja al Murcia en tierra de nadie y cargado de dudas para lo que resta de temporada.
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