El otro fútbol

Decía Fabio Capello que «el fútbol es un deporte simple, en el que a algunos les gusta hablar y a mí me gusta ganar». Yo añadiría que a mí lo que me gusta es que el Real Murcia gane. Cuando lo hace estoy feliz, y cuando pierde me cabreo como un mono. Porque para mí el fútbol es el Murcia.

En este sentido, me gustó que el Real Murcia de ayer pusiera en práctica en los últimos diez minutos, más el desmedido descuento, el otro fútbol. El de: esto se ha terminado y aquí no se juega más. No me gustó tanto que en la segunda parte no se saliera a rematar el par-tido contra un rival que llevaba 15 partidos seguidos sin ganar, y cuya afición andaba pidiendo a grito pelado la cabeza del entrenador. En estas situaciones siempre hay que hacer caso al gran Luis Aragonés, y «salir a machacar». Pero llegados a los últimos minutos con el exiguo 0-1, se acabó lo que se daba. Y ese oficio que hemos echado de menos en algún partido del Murcia ayer sí lo tuvo.

Por otro lado, resulta obligado destacar a dos futbolistas. Parece que Joao Costa se ha afianzado en la portería. Transmite una seguridad a la zaga y a la grada que se agradece. Hay portero. Y también parece que Arnau Ortiz empieza a ser el jugón que nos deslumbró y nos acongojó el pasado verano en el Rico Pérez.

En cuanto a Simón, entiendo que acertó de lleno en los cambios. Aunque a mi modo de ver el de Ganet y el de Loren Burón llegaron un pelín tarde. Este humilde juntaletras los habría hecho unos minutos antes. Pero creo, como lo creí nada más producirse, que los cambios eran esos.

En definitiva, que seguimos a cinco puntos del ascenso directo quedando catorce jornadas, penaltis raros en Elda incluidos. Y con este equipo y, como siempre digo, con unas pocas dosis de ambición, nadie me va a apear de la sensación de que este puede ser el año del regreso del Real Murcia al fútbol profesional.

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