![Director deportivo del Real Murcia, un cargo efímero y con alta rotación](https://s2.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2024/06/12/do-k9HH--1200x840@La%20Verdad.jpg)
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Ser director deportivo en el Real Murcia es una profesión de riesgo. Que se lo digan a todos los que han ocupado el cargo desde hace quince años y que no han podido durar más de una temporada y unos meses. De hecho, el ... último que pudo cumplir tres temporadas fue el Chuti Molina, que trabajó en la entidad de 2011 a 2014 y que en su último año, con un Murcia arruinado y el presupuesto más austero de Segunda, casi lleva a los granas a Primera División.
De la larga lista de directores deportivos que han pasado por el Real Murcia recientemente también destaca Julio Algar, que pudo mantenerse dos años, desde el 18 de marzo de 2019 hasta el 5 de abril de 2021, aunque con él el equipo grana cayó a Segunda Federación en un curso crucial por la reforma de lo que fue la Segunda B.
Incluso, Sergio Fernández, que colgó las botas para ser director deportivo grana, solo permaneció una temporada en el cargo (2010-11) pese a conseguir un ascenso a Segunda. Algo parecido a lo de Manolo Molina, que duró 15 meses (desde el 19 de mayo de 2021 hasta el 3 de agosto de 2022) pese a conseguir el ascenso a Primera Federación y armar después el 90% del equipo que casi juega 'playoff' con Mario Simón con un presupuesto ajustado y como recién ascendido. El motivo de su marcha: las injerencias constantes en su parcela de Agustín Ramos, Antonio Pedreño o Quique Pina.
Incluso en este periodo de quince años hubo directores deportivos todavía más efímeros y algunos muy perjudiciales para la economía grana. Como Pedro Gómez Carmona, que llegó al Murcia de la mano de García de la Vega y trabajó en la entidad desde el 5 de enero de 2018 hasta el 20 de marzo del mismo año, dejando tras de sí despidos perjudiciales para la entidad y una alta indemnización para él que encareció más su etapa grana. También Toni Hernández, que llegó con los Gálvez en abril de 2018 y se marchó el 5 de diciembre del mismo año dejando tras de sí una pésima gestión deportiva difícil de asumir por Tornel, su grupo de colaboradores y el Real Murcia como club, que tardó años en poder pagar las cuentas pendientes.
Entre los que tampoco pudieron desarrollar su trabajo con normalidad, a pesar de tener un reconocido prestigio, figuran, además de Molina, Guillermo Fernández Romo, que apenas cumplió la mitad de la temporada 2016-17 tras la llegada de Raúl Moro y Deseado Flores, o Pedro Cordero, que fue director deportivo de un Real Murcia con una economía de guerra desde el 11 de diciembre de 2018 a marzo de 2019, aunque abandonó el club al no comulgar con una parte de la entonces directiva grana. Además cabe recordar al propio Deseado Flores o José Manuel Aira, que alternaron este cargo de director deportivo con otras funciones en el club. Mientras que el primero hizo contratos inalcanzables para una entidad al borde del abismo, el leonés se vio obligado, junto a Víctor Alonso, a armar equipos de bajo perfil tras el descenso administrativo de 2014 e incluso después del fallecimiento de Samper.
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