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Raúl Moro en una imagen de noviembre de 2016. LV
Claroscuros de una gestión marcada por las deudas
Fútbol | Real Murcia

Claroscuros de una gestión marcada por las deudas

Moro deja la presidencia del Murcia tras mantener con vida al club, pero sin haber atajado la sangría económica. En lo que va de temporada, tres consejeros se han bajado del barco que dirigía el extremeño

Alberto Gómez

Murcia

Viernes, 29 de diciembre 2017, 01:57

Ayer se cumplió un año de la llegada de Raúl Moro a la presidencia del Real Murcia. El empresario extremeño ha decidido pasar a un segundo plano y ceder el protagonismo al inversor mexicano Mauricio García de la Vega, quien está previsto que llegue a Murcia con el cambio de año para empezar a trabajar en el futuro de la entidad pimentonera. El nuevo dirigente grana tiene ante sí el reto de asumir hasta 2019 la gestión del primer club de la Región. Entonces se revisará el acuerdo alcanzado entre Moro y García de la Vega, según el cual, el nuevo dueño de los murcianistas se ha convertido en máximo accionista después de que el extremeño le cediera el 84,2% de las acciones que tenía en su poder desde que en verano se las comprara a Gonzalo Samper previo pago de 150.000 euros.

Aunque hasta la reunión de la próxima Junta de Accionistas del Real Murcia, en la que se nombrará a los integrantes del nuevo Consejo de Administración del club grana, Raúl Moro sigue siendo el presidente de la entidad, lo cierto es que su figura empieza a pertenecer más al pasado que al presente. Por el camino queda una etapa breve, pero intensa, en la que el conjunto de la Nueva Condomina ha logrado sobrevivir, aunque sin dejar atrás las penurias económicas.

1 Inicio con quejas. Moro desembarcó de forma oficial en el Real Murcia tras la reunión de la Junta de Accionistas celebrada el 28 de diciembre del año pasado. Previamente concurrió a la ampliación de capital del club y aportó 400.000 euros que le sirvieron para hacerse con el control del 11% de las acciones de la entidad. Por tanto, antes de alcanzar el acuerdo con Gonzalo Samper para ser máximo accionista, ya tenía poder de decisión. La entrada del equipo de Moro supuso la salida del Consejo pimentonero de Guillermo Martínez Abarca, anterior presidente hasta la llegada del extremeño, Romeo Cotorruelo, Juan Guillamón y Domingo Pascual. Las tiranteces con la directiva saliente fueron notorias porque el empresario entendió que se dilató demasiado el traspaso de poderes. Una queja que ha mantenido hasta el momento mismo de su marcha, considerando que si su equipo hubiera entrado antes en el club podría haber logrado más objetivos.

2 Cambios constantes en el palco. Ya con Raúl Moro en la zona de noble de la Nueva Condomina, los movimientos al más alto nivel del club también fueron una constante. Esta misma temporada José Carrilero, Enrique López y Stefan Settels dejaron sus cargos como consejeros. El primero esgrimió para su marcha que el Murcia le robaba mucho tiempo para sus negocios, pero, sin embargo, sigue desempeñando las funciones que acostumbraba en la cantera del equipo y parece que seguirá con su cometido en la nueva etapa que se abre ahora con Mauricio García como dueño.

López y Settels, por su parte, presentaron su renuncia después de que las cosas se pusieran turbias en una reunión del consejo celebrada el 3 de noviembre, en la que se sometió a votación quitarle cuota de poder a Deseado Flores, consejero delegado del Murcia, por la mala racha deportiva que llevaba el equipo y la gestión económica que se estaba realizando al frente del club. Enrique y Stefan acordaron acompañar a los granas a Barcelona para el partido de Copa frente al Barça y después causar baja en el órgano de poder murcianista. Al margen de estas bajas, Gustavo Pomar y Manuel Gimeno también dejaron de ser consejeros con Raúl Moro como presidente. Así las cosas, la estabilidad al más alto nivel ha sido una cuestión difícil de conseguir durante el periplo del extremeño como máximo accionista. No en vano, Moro sintió en ocasiones falta de fidelidad y deslealtad en su equipo más cercano. Motivo que le llevó a convocar una reunión de la Junta Extraordinaria de Accionistas para el 1 diciembre, en la que se iba a renovar el Consejo.

La sesión nunca se llegó a celebrar, después de acordar con Enrique López y Stefan Settels que se bajarían del barco grana a finales de noviembre.

3 Problemas con los accionistas. Los consejeros que habían cesado procedían de la Asociación de Accionistas Minoritarios, cuyo presidente, Pablo Baeza, siempre se mostró cauto con las soluciones de futuro que podría aportar Raúl Moro al frente del Real Murcia en cuestiones tan vitales como lograr un aplazamiento de la deuda que el conjunto pimentonero tiene pendiente con Hacienda. Las distensiones entre Moro y Baeza llegaron a provocar que el segundo tuviera denegado el acceso al palco de la Nueva Condomina en los partidos que disputaba el Real Murcia.

4 Decisión final. Otro aspecto que Moro consideraba fundamental era que el equipo grana estuviera acompañado en sus desplazamientos. El extremeño predicó con el ejemplo y no dudó en embarcarse en largos viajes, como el que el Real Murcia emprendió esta temporada a Las Palmas. Precisamente durante un viaje, el que la expedición pimentonera realizó a Sevilla para medirse al Betis Deportivo el 3 de diciembre, fue cuando decidió que era el momento de dar un paso atrás.

Así se lo comunicó el sábado siguiente al concejal de Deportes del Ayuntamiento de Murcia, Felipe Coello, en el duelo que el Real Murcia Baloncesto disputó en La Roda frente al Fundación Globalcaja.

El todavía presidente tomó esta decisión después de invertir en el club murcianista un millón de euros que han servido para que la entidad pudiera respirar durante un año más. Sin embargo, su plan de saneamiento no se pudo llevar a cabo. Lo que provoca que a su marcha el Murcia siga contra las cuerdas y sin haber podido rebajar una deuda millonaria que actúa de freno para que el club pueda mirar al futuro con optimismo.

5solución sin acuerdo. Moro apostó por hipotecar el uso de la Nueva Condomina y lograr créditos de entidades financieras para hacer frente a la deuda del club con Hacienda y la Seguridad Social. Para ello hubiera resultado necesario lograr el beneplácito de todos los grupos políticos con representación en el Ayuntamiento de Murcia porque la decisión debería haber sido aprobada en un Pleno, ya que el estadio es de titularidad municipal.

Sin embargo, en las negociaciones mantenidas entre el Consistorio y el Murcia durante el mandato de Moro para abordar el borrador del convenio de uso del estadio las posturas estuvieron encontradas porque el extremeño consideraba irrenunciable que los pimentoneros tuvieran el uso exclusivo de la instalación y el Ayuntamiento corriera con el mantenimiento, pero los servicios jurídicos de la Concejalía de Deportes apostaron por asumir los gastos, a cambio de que el Consistorio pudiera organizar eventos en Nueva Condomina y que, de esta manera, el uso del campo no fuera exclusivo del Real Murcia.

Finalmente, lo cierto es que los planes que Moro tenía en mente para dotar de viabilidad al Real Murcia no se pudieron llevar a cabo y la deuda siguió creciendo. Las cuentas con el extremeño al frente no se han expuesto con luz y taquígrafos porque no se ha celebrado la junta del presente ejercicio, pero el agujero económico del club se incrementó en 1,2 millones durante el segundo semestre de 2016, según hizo público el equipo de Moro en la Junta de General de Accionistas celebrada el 23 de junio.

Hacienda, la gran cuenta pendiente del extremeño

Uno de los golpes más duros que ha recibido Raúl Moro como presidente del Real Murcia fue que no pudiera invertir en los gastos del club ni un céntimo de la recaudación de las taquillas del partido de Copa del Rey frente al Barcelona. Los 540.000 euros que se recaudaron por la venta de entradas para este partido fueron a parar a Hacienda, después de que este organismo ejerciera un embargo permanente hasta cubrir una cantidad de 10,8 millones.

Durante el mandato de Moro, el Murcia ha seguido sin pagar los trimestres de IVA. como tampoco el IRPF en la nómina de sus empleados, algo que ha hecho imposible un acercamiento efectivo del club con las administraciones públicas. De hecho, técnicos de Hacienda ya han pedido la liquidación del club dos veces.

Los problemas con el fisco de los negocios del propio Raúl Moro tampoco han beneficiado al Real Murcia, porque han podido despertar desconfianza en la Agencia Tributaria. Vecasur, empresa inhabilitada por el Ministerio de Energía en la que el empresario extremeño figura como administrador único, debe 22.361.374,71 euros a Hacienda, según recoge una diligencia de embargo emitida el 10 de julio por el propio fisco.

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