El árbitro, más los errores de siempre

Por lo tanto, el Real Murcia tiene excusa para la última derrota, pero solo en parte. Recibir el gol del empate solo unos segundos después de adelantarse en el marcador no fue culpa de Escriche Guzmán y sí de un balón mal achicado por el Murcia en la frontal de su área y de un remate posterior de un jugador rival que nadie supo detener. Tampoco es culpa del colegiado que el Villarrubia marcara el 2-1 definitivo después de un saque de banda en el que la defensa grana fue poco expeditiva y parecía de vacaciones. Una jugada en la que el cuadro murciano dejó que Julio de Dios, tras una nueva mala salida de Lejárraga, rematara solo en el segundo palo y que el rechace posterior sobre la línea de gol fuera rematado por otro compañero suyo, casi sin oposición.

No hay forma peor de afrontar una semana tan especial como la que viene que perdiendo en el campo del peor local del grupo, aunque el resbalón en Villarrubia de los Ojos debe servir a Adrián Hernández y su cuadrilla para sacar el orgullo en la final de la Copa Federación y tres días después ante un rival como el Cartagena que, si encuentra tantas facilidades como las que a veces ofrece el Real Murcia en defensa, se puede pegar un festín en la inauguración en Liga del estadio Enrique Roca. Por lo tanto, la última derrota debe servir como aprendizaje para mejorar como equipo y también para tirar de inteligencia sobre el campo para no regalar los puntos a equipos más débiles. Puntos que se pueden echar en falta en el futuro. El equipo grana pelea, pero necesita más cosas para no sufrir en el mes de mayo.

El partido se le puso de cara al Real Murcia nada más arrancar. Una falta provocada por Dorrio, que jugó en la parte de arriba acompañando a Chumbi y Toril, fue la semilla del 0-1. Una falta escorada que ejecutó Armando con destreza, ajustando el balón al palo izquierdo de la portería de Diarrá. Un gol que le podría haber permitido al Murcia manejar el choque desde ese momento, imponer el ritmo y obligar a su rival a salir de su campo dejando espacios. Pero no, la alegría duró solo unos segundos, fue demasiado efímera. En casi la primera jugada del Vilarrubia tras sacar de centro fue un mal de despeje de Juanra, que se durmió, lo que propició un disparo desde la frontal de Dieguito que, tras tocar en el propio Juanra, acabó en la red.

Después llegó otra jugada estrambótica del portero Lejárraga, al que se le escapó el balón de entre las manos cuando no tenía oposición para atraparlo y parecía controlado. Y después un buen cabezazo de Toril, tras un pase de Kevin García, que se fue ligeramente por encima del larguero. Hasta que llegó una jugada clave en el partido en la que Julio Algar fue expulsado tras derribar a un rival que se marchaba hacia la portería del Murcia. Muy evitable.

Los jugadores y el banquillo grana acusaron al colegiado de riguroso y de no tratar igual a los dos equipos, ya que solo unos minutos antes Kevin también había sido derribado cuando encaraba solo a Diarrá y Dieguito, el infractor, no se fue a la calle. Julio Algar se marchó del terreno de juego entre lágrimas y dejando a su equipo con diez para afrontar una hora de partido, en un recinto en el que los siete equipos que habían pasado antes esta temporada habían pescado puntos.

Pero el Murcia no fue inteligente y en la segunda parte, en vez de intentar mantener el empate sin renunciar al ataque para buscar la victoria, dio esperanzas a un Villarrubia que se aprovechó de las debilidades murcianas para romper su sequía de victorias. Una lástima ya que de haber ganado en Ciudad Real el conjunto grana afrontaría los próximos siete días más reforzado para intentar levantar un trofeo que no tiene en sus vitrinas y también más desahogado y con un colchón de puntos suficiente respecto al descenso para soltarse la melena ante el Efesé, el gran examen del curso para un Murcia, a veces, ingenuo.

El técnico del Murcia no apunta solo al colegiado en las causas de la derrota: «La expulsión ha condicionado el partido, no es ni falta. Pero tenemos que mejorar en las cosas que dependen de nosotros. Se ha podido equivocar el árbitro y también nos equivocamos nosotros. Estoy muy dolido por su decisión, hay que aceptar que es humano y que esas cosas pasan», asegura el de Churra.

También animó a Algar: «Habrá que ayudar al chaval, tiene mala suerte. Hasta ese momento estaba cuajando un buen partido y ha llegado a una ayuda tras una pérdida. La expulsión es de risa», aseguró.