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Paula Sinaí Martínez Romero
Jueves, 10 de abril 2025, 09:13
El puente de Semana Santa, 17 y 18 de abril, es el momento que aprovechan muchos para ir de escapada y desconectar del ajetreo del día a día. Cuatro días de descanso que, si bien pueden quedarse algo cortos para un viaje al extranjero, son la oportunidad perfecta para escapar a algún pueblo cercano. Estos cinco destinos están a menos de cuatro horas en coche de la ciudad de Murcia y son idóneos para pasar un puente de desconexión total.
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Después del marzo pasado por agua que ha vivido la Región de Murcia, muchos no pueden esperar a volver a tomar el sol sobre la arena o comer un helado en algún chiringuito. Para los que buscan un plan relajante y veraniego, Altea es el lugar idóneo.
Con sus casas blancas llenas de flores, sus tejados azul cielo y sus ocho kilómetros de costa, este pueblo situado en Alicante (a una hora y media aproximadamente de la ciudad de Murcia) es una joya mediterránea de la Costa Blanca. Es parada imprescindible la Plaza de la Iglesia, situada en el casco antiguo y presidida por Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo y sus características cúpulas de azulejos azules. Los visitantes tampoco pueden perderse la Calle San Miguel, donde podrán comprar souvenirs, visitar las múltiples tiendas de artesanía y pasear por sus galerías de arte.
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También conocida como el Pueblo de las Brujas, esta aldea granadina se encuentra algo más lejos de Murcia, a unas cuatro horas. Es considerado uno de los pueblos más bonitos de la Alpujarra, pero con un toque especial: su reclamo turístico son las brujas. Soportújar está repleto de figuras de elementos mágicos, hechiceras, duendes y dragones, que harán las delicias no sólo de los más pequeños de la casa, sino de cualquiera que pasee por sus calles.
Algunos de sus lugares más emblemáticos son la Casa de Baba Yaga (una escultura de una casa de la que salen dos enormes patas de gallina), la Fuente del Dragón, el Pozo de los Deseos y las estatuas de la Araña Tejedora de Sueños, la Escoba Mágica y la Serpiente. Una visita obligada para las familias que buscan una escapada diferente y para los apasionados del folclore y la magia.
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Para algunas personas las vacaciones de Semana Santa no son un momento para relajarse, sino para hacer todas aquellas actividades para las que es difícil encontrar tiempo el resto del año. Los que buscan acción, paisajes en los que perderse y rutas de senderismo para caminar hasta que les duelan los pies, tienen en Chulilla (a menos de tres horas de Murcia) el destino ideal.
En este pueblo está una de las rutas de senderismo más conocidas de la Comunidad Valenciana: la de los Puentes Colgantes. El camino atraviesa bosques como el de Ribera y permite contemplar las enormes paredes del cañón del Turia, que puede cruzarse a través de dos puentes colgantes que quitan el aliento. El más alto tiene 15 metros de altura y más de 20 metros de longitud. Para descansar después de esta inigualable ruta vale la pena pasarse por el lago Charco Azul o visitar el castillo de Chulilla, declarado Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico de España.
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Este pequeño municipio del sur de Albacete, a una hora de la ciudad de Murcia, es el lugar idóneo para los que buscan experimentar el puente de Semana Santa de una manera especial. Tobarra es famoso por su Tamborada, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. En ella se tocan miles de tambores y bombos desde las cuatro de la tarde del Miércoles Santo hasta las doce de la noche del Domingo de Resurrección. Esto lo convierte en el lugar con más tiempo de toque en España: 104 horas ininterrumpidas.
Si después de eso alguien se queda con ganas de más tambores puede hacer una visita al Museo del Tambor, que expone más de 50 piezas procedentes de todo el mundo. El edificio del Ayuntamiento y la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que datan del siglo XVI, son una parada interesante.
A once kilómetros de distancia se encuentra Hellín, municipio también famoso por su Tamborada. Si bien comparte similitudes con la de su vecina, en Hellín los tambores dejan de tocar durante la celebración de las procesiones. Los visitantes no se pueden perder el casco histórico, el convento de los Franciscanos y el convento de Santa Clara, que sacan a sus imágenes por las calles del pueblo durante Semana Santa.
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Esta ciudad, a unas tres horas y media de Murcia, es el asentamiento permanente más antiguo de Europa (6.000 años). Al pasear por sus calles se pueden encontrar vestigios de su pasado romano, musulmán, barroco y renacentista, lo que lo convierte en el lugar perfecto para los amantes de la historia.
Son visita obligada el Palacio de Vela de los Cobos, que data del siglo XVI y se conserva en perfecto estado; la Iglesia de San Pablo, construida en el siglo XIII sobre una antigua mezquita; la Sacra Capilla del Salvador del Mundo, una obra referente del Renacimiento español, y el Palacio del Deán Ortega, construido en el siglo XVI.
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