Terror religioso en 'Ruega por nosotros'

Hagamos un paréntesis en este acueducto de fiestas. Supongo que estaréis tan perdidos como yo sin las procesiones, que son las agujas del reloj de estos cuatro días. Sin ellas nada se distingue de agosto excepto porque no llevamos chanclas. Por eso os voy a proponer algunos estrenos que han llegado a nuestras (por suerte) cada vez más numerosas pantallas.

Por hacer una travesura he pensado comenzar con 'Ruega por nosotros' (título apropiado para estas jornadas de recogimiento), aunque no es una película de 13TV ni la biografía de un santo. Es más bien un film de terror, que mezcla religión con mucho susto, donde un reportero decide investigar las apariciones marianas que supuestamente ha tenido una chica.

No es en plan 'El abogado del diablo' (1977) o la pésima de Antonio Banderas (que tiene bastantes malas) 'El cuerpo' (2001). Eso es así porque la parte religiosa es sólo el decorado exótico en que encuadrar una típica película de género y conseguir un 'Expediente Warren' (2013) en Lourdes con el toque del maestro Sam Raimi. A los niños de los ochenta os doy el aliciente de encontrar al protagonista de 'La princesa prometida' (1987) Cary Elwes (hay que ver que mal envejecemos los guapos) en el metraje de tan sobrecargada película.

Ahora os voy a hablar de una mujer que no habría durado ni un concierto en estos tiempos políticamente correctos, puesto que iría en su contra y Twitter la habría asesinado. Hablo de Billie Holiday, una de las cantantes más importantes del siglo XX en los Estados Unidos y por extensión en el resto del mundo. Y en este párrafo que termináis de leer ya están incluidas todas las palabras del título de la película que os presento: 'Los Estados Unidos contra Billie Holiday'.

Una biografía musical que recorre toda su atribulada vida, donde mantuvo una relación con las drogas, el FBI, su familia, la fama y el amor como la de Putin con sus opositores. Las existencias tortuosas de músicos dan bien en pantalla puesto que la banda sonora acompaña y el retratado es conocido y resultón. Pero con esos mimbres no siempre te sale algo bueno, como es el caso, a pesar de la nominación al Oscar de la protagonista, Andra Day. La rutinaria realización y el relato deslavazado nos harán sentir el desasosiego de un niño sin caramelos en una procesión.

Si con 'Ben–Hur' (1959) o 'Espartaco' (1960) no habéis tenido bastante sufrimiento en Semana Santa, aquí os traigo un drama suizo bastante convencional (a pesar de las ínfulas festivaleras que se presenta), que se aproxima en demasía a los melodramas de Douglas Sirk y se titula 'El horizonte'.

Resulta que Suiza no es sólo tierra de bancos, chocolates y relojes, al parecer también hay agricultores que padecen pertinaces sequías, como si fueran españoles bajo la égida franquista. Resulta que además de Heidi creciendo feliz en el campo, había otros niños, como el protagonista de esta película, que vive feliz en el campo mientras su mundo se derrumba por la irrupción en el matrimonio de sus padres de una amiga (entrañable) de su madre. Resulta que Suiza no es sólo tierra de cuentas opacas, sino de sentimientos opacos. Este relato bajo temperaturas murcianas en los Alpes en los años setenta se ve con más curiosidad que interés.

Ahora entramos en tierra ignota para mí. Y es que los dibujos animados japoneses, una vez me sacan de mis referencias básicas, son como pies de página de un libro, que nunca lee nadie. Por eso poco puedo deciros de la última aventura que corren unos chicos (cuyo pelo parece permanentemente electrificado) en 'Digimon adventure: Last Evolution'.

La animación es correcta para los parámetros de estas películas, los personajes ganan profundidad al hacerse mayores y supongo que los fans hasta llorarán sabiendo que, presuntamente, es la última aparición de sus héroes (que no desesperen, que esto puede ser como la despedida de Miguel Ríos que lleva veinte años retirándose).

El cine es seguro. Que tengamos una semana, y un abril, de cine.