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Por el bien de vuestra economía familiar espero que me estéis leyendo de madrugada, como cuando se veían las películas eróticas del Plus (referencia sólo entendible por los que ya se pueden vacunar).
Si lo hacéis mientras plancháis, no quemaros con alguno de los sustos del tráiler de 'Expediente Warren 3: obligados por el Demonio', que no es un documental sobre el jefe de ciertos trabajos, sino un film que continúa con la exitosa saga sobre el matrimonio que luchaba contra posesiones satánicas.
Un joven aparentemente normal comete un atroz asesinato, pero durante el juicio se descubre que quizás estaba poseído. Y cuando eso pasa ¿a quién vas a llamar?: a los Warren. Pareja especializada en exorcismos (imaginaros sus hijos en el día de las profesiones de los padres en el cole), que iniciarán una investigación que les llevará un paso más allá de lo que hemos visto hasta ahora. Sabéis que no soy muy fan de las películas de miedo, y a pesar de lo mal que lo paso, esta merece la pena.
Hay un libro que forma parte del canon de la literatura norteamericana del siglo XX, «El guardián entre el centeno» de J. D. Salinger. Un autor misántropo y raruno, más susceptible que Marruecos, que tuvo un one hit wonder (en este caso voluntario) con esta novela.
Todo ese rollo lo suelto para que situéis 'Sueños de una escritora en Nueva York'. Una juntaletras vocacional trabaja en una editorial como asistente de la gélida agente de ese escritor, interpretada por la siempre impecable (permitirme la referencia a su película 'Armas de mujer' de 1986) Sigourney Weaver. Enfrentarse a semejante talento actoral es un hándicap insuperable para la joven actriz protagonista. Película meta literaria que hará las delicias de los bibliófilos. Ver actuar otra vez a la Weaver hará las delicias de ellos, y de todos los demás.
'Dios mío, ¡los niños han vuelto!' es un título que emula a otra comedia taquillera francesa, 'Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?' (2014), pero se queda lejos. La premisa argumental es la intromisión de una hija con su novio en la casa de sus padres cuando estos ya se habían acostumbrado a vivir felizmente solos. La lucha entre esos alíen y el matrimonio de mediana edad será a muerte.
Las acciones desquiciantes para echarlos de casa que perpetra la madre son el componente humorístico, y el retrato de los jóvenes con síndrome de Peter Pan es (merecidamente) inmisericorde.
Las películas de paradojas temporales siempre me han gustado. Recuerdo con mucho agrado la excelente 'Una cuestión de tiempo' (2013) o la serie B devenida a referencia pop de 'Atrapado en el tiempo' (1993). Por eso no puedo más que mirar con buenos ojos, aunque después me los saque, a 'Un pequeño contratiempo'.
Es una parábola en la que un delitente en todo, incluido en eso del matrimonio, ve con creciente preocupación como cada vez que amanece es un año entero de su vida lo que ha transcurrido (a eso se llama vivir un año peligrosamente). Lo que sería genial para pagar rápido la hipoteca genera situaciones cómicas que van convirtiéndose en ejemplarizantes con la repetición. Una película que tiene tanto mérito como ligar en San Fermín.
Hoy toca el reestreno de 'Reservoir Dogs' (1992), y es que los monstruos, de vez en cuando, vienen a vernos. Con esta película se fundó el mito de Tarantino. También dio carta de naturaleza a los rasgos característicos de sus obras: planos a cachitos, montajes sincopados, diálogos tan estudiados y falsos como chispeantes e inteligentes.
Las películas cimentadoras de mitos trascienden el valor de sus fotogramas. Así que da igual que os diga que va sobre una banda de atracadores que se reúnen tras un trabajo que sale mal. Lo importante es la estilización de la violencia, el diseño de producción y el trabajo de un excelente plantel de actores.
Antes de acabar, os reto a encontrar las referencias a la carrera de mi admirada Sigourney Weaver escondidas en estas líneas, así os ahorráis el sudoku de hoy.
El cine es seguro. Que tengamos una semana de cine.
Lo peor de la semana: (aunque temo que sólo para mi) es que se ha acabado la serie 'Mom'. Allison Janney hacía de la madre que nadie quisiera tener, pero con la que todos nos hubiéramos reído.
Lo mejor de la semana: las celebraciones por el centenario del nacimiento de uno de los grandes directores del cine español, Luis García Berlanga. Aunque nunca hacen falta excusas para verlas, es buen momento para revisar OBRAS MAESTRAS (así, en mayúsculas) como 'Bienvenido Mr. Marshall' (1953), 'Plácido' (1961) o 'El verdugo' (1963). Diseccionador certero de la intrahistoria española.
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