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«Todos los genios se marchan antes de tiempo». Así resumió el pintor molinense Ramón Rodríguez la obra del artista Jesús Montoia Oribe (Vitoria, 20 de septiembre de 1960-Moratalla, 30 de junio de 2019) durante la inauguración de una exposición en su memoria, 'Trazos y huellas', que se puede ver hasta el 28 de febrero en la sala de exposiciones El Jardín. Transcurridos ocho meses del fallecimiento del artista vitoriano -afincado en Molina desde 1999-, su familia ha querido rendirle tributo con esta muestra que recoge una variada selección de pinturas, fundamentalmente de la última década. «Cuando hemos tenido el resuello suficiente, hemos querido brindar este homenaje y estamos muy agradecidos a todos los que han colaborado», subrayó, emocionada, su esposa, Amparo.
Entre otros, destacan los trabajos con los que llegó a conquistar Europa, cuando fue seleccionado por el Comité Económico y Social Europeo para exponer veinticuatro obras en una muestra que se pudo ver durante todo el mes de junio en Bruselas, poco antes de su muerte. En estos cuadros refleja la evolución y transformación de las Sociedades post-industriales, arte y crisis de valores, como rezaba el título de la exposición.
El desaparecido artista destapa en sus cuadros a los desechados por el sistema, exhibe el lado humano del capitalismo tardío y paisajes oscuros que combina con imágenes más suaves, con un estilo realista, donde también subyace lo abstracto. Porque el pintor vasco confiaba en la regeneración de la maltratada naturaleza y en la recuperación del ser humano; del mismo modo que el arte rescató el ingenio de un pintor que se rebela contra el sistema establecido.
Su amigo Manuel Moyano destaca que Montoia «concebía el arte como una totalidad, del mismo modo que Borges veía la literatura como una sola obra tejida por sucesivos autores a lo largo de los siglos». El escritor de origen cordobés dice del artista vasco que «abordó con éxito diversos estilos y temas: hiperrealismo, lo matérico, el collage, la pintura china, los bodegones, el paisaje, la denuncia social, que es en lo que estuvo trabajando en los últimos años».
Ángeles Mondéjar, pintora y coordinadora de la sala El Jardín, apostilla que sus cuadros «son tan realistas que parecían fotografías» y destaca la «interesante» producción de Montoia entre los años 2014 y 2016, así como en los últimos años.
Jesús Montoia pensaba que también hay belleza en lo decadente. «Podemos recorrer estos cuadros como si camináramos por un polígono industrial abandonado, cruzándonos a nuestro paso con mendigos desharrapados y perros hambrientos, pisoteando charcos grasientos, bajo el ominoso cielo gris de otoño», relató en una crónica a LA VERDAD.
«Muchas de sus obras seguirán existiendo en internet, quizá una de las pocas formas posibles de inmortalidad», indicó Moyano en el libro de presentación de la exposición de El Jardín. Pero la concejal de Cultura, Soledad Nortes, acentuó durante la presentación que la eternidad «está en el corazón de cada uno y Jesús está muy vivo porque toda la gente le recuerda y lo quería».
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