El maravilloso huracán adictivo de Arde Bogotá

Alberto Frutos

Viernes, 19 de noviembre 2021, 00:29

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Si Arde Bogotá, la banda de rock más emocionante surgida en nuestro país en estos años de normalidades cambiantes, ha alcanzado las enormes dimensiones actuales en las que se mueve ha sido gracias a la combinación de corazón, entrega, profesionalidad, sudor, compromiso y sensibilidad plasmada tanto en el estudio como sobre los escenarios. Cada escucha de sus dos fabulosos trabajos discográficos, 'El tiempo y la actitud' y 'La noche', como ocurre con sus directos, es una montaña rusa de nervio, talento, electricidad y épica que vibra con el eco de un relámpago furioso. Y adictivo.

Armados con un incontestable repertorio en el que nada sobra y nada falta, rendíos en la caza de un tema menor, Arde Bogotá continúa creciendo a pasos agigantados, resolviendo la incógnita planteada en la excelente 'El Dorado' a favor del oro. Cabalgar sobre la batería de Jota Mercader, especialista en el equilibrio entre incendio y sabia contención; celebrar el talento de un Lalo GV imprescindible en la cohesión del alma sonora de la banda; sumergirse en el corazón que late en cada guitarra de Daniel Sánchez; apasionarse con las memorables líneas de bajo de Pepe Esteban; y rendirse ante la evidencia de Antonio García como titán de presencia magnética y voz abrumadora. Celebrar el pistoletazo de salida con 'Dangerous', bailar con 'Cariño', recitar de memoria 'Big Bang', observarse por enésima vez en el espejo de 'Millennial', levitar con 'Exoplaneta' y gritar hasta la afonía con 'Abajo'. Eso es Arde Bogotá. Y una vez que lo has vivido, te lo aseguro, ya no querrás abandonar este maravilloso huracán.