

Secciones
Servicios
Destacamos
PEPA GARCÍA
Viernes, 13 de septiembre 2019, 11:20
En el Parque Regional de la Sierra de la Pila, que comparten los municipios de Jumilla, Abarán, Blanca, Molina de Segura y Fortuna, el reclamo del cárabo -un ave rapaz nocturna más pequeña que el búho y mayor que la lechuza- es el sonido más emblemático al anochecer. Lo cuentan Héctor Quijada e Icíar, miembros de la asociación Caramucel, que lleva tiempo trabajando en este espacio natural protegido muestreando la población de esta rapaz eminentemente forestal y favoreciendo su expansión. Precisamente dentro del proyecto de voluntariado ambiental dedicado al seguimiento de las poblaciones de 'Strix aluco' que, junto con la Oisma, llevan a cabo en La Pila, se enmarcan las dos rutas con actividades programadas para este sábado, 14 de septiembre, y el 13 de octubre.
Dos breves itinerarios, ideales para hacer en familia, en los que se visita Fuente la Higuera y la umbría de Abarán para aprender detalles, curiosidades y compañeros de aventuras del cárabo. La jornada en su compañía comienza en el Área Recreativa de Fuente la Higuera, en territorio jumillano. Zona muy frecuentada por vecinos de la zona, que acuden a conseguir su suministro de las aguas puras de la fuente, el curso del agua en su descenso discurre paralelo al Cordel de los Valencianos, una vía pecuaria de importancia histórica. Esta cuestión es precisamente la que marca los primeros compases de la actividad, en la que Héctor e Icíar explican los aprovechamientos (humanos, agrícolas y ganaderos) que se han hecho tradicionalmente de estas aguas; y también de la importancia que este curso permanente tiene para la fauna y flora. De hecho, una balsa de reciente construcción para la recuperación de la población de anfibios está ya ocupada por ranas, y esperan que pronto lleguen a ella las otras tres especies de anfibios detectadas en el parque: sapo partero, sapillo moteado y sapo corredor.
Siguiendo el curso del agua que desciende por un caño hasta un abrevadero, antiguo descansadero del ganado que trashumaba por el cordel de los Valencianos, en dirección a la Cañada Real de La Raja, detenemos la vista sobre la vegetación de ribera que crece saludable en las inmediaciones: juncos, colas de caballo, aneas,... Y, ¡oh sorpresa!, ejemplares de 'Anagallis tenella', «la 'joyica' del caño», asegura Quijada. Y explica que es una especie vulnerable bastante escasa en la Región, ya que se da en cursos de agua pura en los que convive con musgos y helechos, y que solo dispone de otra ubicación más en La Pila -la Fuente de la Vereda-.
Cómo llegar Desde Murcia, por la Autovía de Albacete (A-30), cojan el desvío hacia Jumilla (A-33, salida 112) y a unos 14 km., tomen la RM-A10 (salida 13). A 15,5 km., cojan un desvío a la derecha (asfaltado en su primer tramo); un cartel indica la dirección a la Sierra de la Pila. La pista le lleva al Área Fuente la Higuera.
Dónde comer Restaurante Casablanca. Paraje Casablanca, 7. Abarán. 968 776161. Abre todos los días (de 7 a 18 h.), pero está cerrado por vacaciones hasta el 16 de septiembre. Menú: De lunes a viernes, 10 €. Especialidades: arroz y conejo con caracoles y carne a la brasa (todos los días). Precio medio: 20-25 €. Mejor reservar. Restaurante Virgen de la Esperanza. Umbría de la Zarza, s/n. Abanilla. 689 587 554. Menú: De lunes a viernes. Especialidades: gachas migas, arroz de conejo y caracoles, gazpacho manchego y carne a la brasa.
Cómo parcicipar 'Donde vive el cárabo'. Mañana, 14 de septiembre, en Fuente Higuera (Sierra de la Pila). Horario: de 10 a 13 h. Y, domingo 13 de octubre, en el entorno forestal del Cerro Gordo (Sierra de la Pila). Horario: De 10 a 13 h. Ambas actividades están recomendadas para niños y son gratis. Plazas limitadas. Inscripciones en caramucel@gmail.com.
Antes de llegar al abrevadero, otra sorpresa. Con forma lenticular o de moneda, aparecen visibles, desprendidos sobre el suelo e incrustados en la roca, fósiles de organismos unicelulares de gran tamaño que vivieron en el mar hace entre 60 y 44 millones de años: 'Nummunites'.
Este espacio forestal heterogéneo -hay pinos maduros, de reforestaciones más o menos recientes, pero sobre todo un nutrido sotobosque en el que se dan los madroñales más extensos de la Región, en convivencia con durillos, labiérnagos, madreselvas y lentiscos- es la casa ideal de multitud de rapaces: cárabos, gavilanes, águilas culebreras y calzadas, y busardos ratoneros, pero también de águilas y búhos reales, que prefieren los cortados rocosos para anidar.
Y es la abundante presencia de todas estas rapaces la que permite observar los desplumaderos en los que estas se alimentan de sus presas; también encontrar egagrópilas, bolas de restos sin digerir -huesos, pelo, plumas, uñas,...- de los animales que sirven de alimento a las rapaces, cuyas características permiten diferenciar quién fue el autor de la regurgitación. Aprovechando que el barranco de Fuente la Higuera lleva agua (no siempre es así), descendemos unos cientos de metros su curso en busca de algunos de los puntos en los que tanto el cárabo como el águila real disfrutan de baños diarios. Las paredes rocosas, pulidas por los siglos expuestas a la fuerza del agua, convierten la piedra en arriesgados toboganes en los que hay que tener precaución, pero permiten comprobar cómo nadadores y zapateros conviven con anfibios, que han recuperado el terreno perdido durante su periodo seco.
De vuelta al coche, hay que dirigirse hacia Los Calderones, en la Umbría de Abarán, en las inmediaciones de Pico Pelado. Aquí las fuentes de agua escasean y la vida se desarrolla en torno a los abrevaderos construidos en los 90 por los cazadores, y mantenidos por ellos. De hecho, en el de Cerro Gordo, desde el que se ve a lo lejos el refugio de Pico Pelado, encontramos un plumón y una pluma de cárabo y excrementos de rapaz que Héctor atribuye a un águila real. En este abrevadero también cría el sapo corredor, del que encontramos un diminuto ejemplar a la sombra de una piedra.
El canto de los piquituertos, muy abundantes en la zona, ameniza la pequeña caminata, que también permite observar cómo aprovecha su particular pico para comer con destreza los pequeños piñones de las piñas de pino carrasco o como el pito real taladra el tronco de los pinos para construir su nido. Además, aunque aún no han madurado (lo harán entrado el otoño), en los barrancos cercanos se observan los madroños cargados de frutos, terreno abonado para los cárabos, a los que van a ayudar con la instalación de cajas-nido.
Para concluir el recorrido, ascendemos a Pico Pelado, donde está el refugio que arreglará en breve Caramucel, para poder hacer uso de él mediante cesión, y desde donde las vistas de la cara norte del parque y de sus cumbres (Los Cenajos y La Pila) muestran la impresionante dimensión de este poco conocido espacio natural de la Región.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.