'Jojo Rabbit', una agradable sorpresa

La primera semana completa de trabajo de 2020 nos deja el deprimente horizonte de meses sin una fiesta. Pero para eso estoy yo, para recordaros que los viernes tenemos material nuevo para seguir soñando, y como decía el Bardo Inglés, al fin y al cabo estamos hechos de la misma materia que los sueños.

Un sueño en mitad de una pesadilla es la comedia rara 'Jojo Rabbit'. Algo así como una película de Wes Anderson guionizada por Ana Frank, a la que ha dado a luz el director y guionista Taika Waititi, que con su talento consigue regalarnos una obra divertida, irreverente, transgresora, tierna, profunda, humana y original.

Es la adaptación de un libro, y en ambos se cuenta la vida de un niño en la Alemania Nazi. Un niño totalmente sumergido en el lavado de cerebro correspondiente y cuyo amigo imaginario es Adolf Hitler (no miréis en el párrafo anterior para comprobar si no lo habéis leído bien, a pesar de todo, es una comedia). Scarlett Johnasson hace de su madre y le ha valido una nominación al Oscar, una de las seis que ha obtenido esta inteligente sátira. Aunque algunos la comparen con 'La vida es bella' (1997), está es mucho mejor, a pesar de que también acabe con tanques americanos.

¿Os acordáis de 'Dos policías rebeldes' (1995), con Will Smith y Martin Lawrence haciendo de la típica pareja mal/bien avenida de agentes de la ley, que mezclaba humor y acción? Pues aquella tuvo una segunda parte y ahora nos llega 'Bad boys for life', una tercera que aterriza con sus protagonistas casi veinte años (y veinte kilos) más mayores.

Ambos policías deben enfrentarse en una última aventura a un malo muy malo que destroza su ciudad. Los golpes de risa y de violencia son constantes, en un cóctel típico de su director original Michael Bay (el hombre que hace cachitos las escenas de sus films). Una dedicada a los fans de los dos cómicos pero para poco más. Mi consejo: esperar el pase en la tele.

Ahora tenemos una de terror español que por fin se libra del legado de 'Rec' (2007), que tanto bien y tanto mal ha hecho al cine de miedo patrio. 'Malasaña 32' es una película más clásica en su planteamiento, con una familia que se traslada a vivir a un piso, y descubren que ya está habitado por unas extrañas e inquietantes presencias.

Albert Pintó dirige su primer largometraje (si IMDB no me falla) y se refugia en los seguros cánones del género, lo que proporciona una garantía de buena factura y fidelizar espectadores, pero que también le hacen no arriesgarse y evitar entrar en honduras. Un buen reparto de casi desconocidos actores ayudan a empatizar con ellos. Lo malo es que en el tema de las casas encantadas esta difícil aportar novedades.

'Jugando con fuego' debe ser una película realizada sólo para poder torturar con ella a disidentes iraníes, porque si no es así no entiendo como alguien puede perpetrar semejante mamarrachada.

Unos bomberos forestales tienen que hacerse cargo de tres críos, que se las harán pasar canutas, porque es como si 'Tres solteros y un biberón' (1985) se hubieran quedado con el niño de 'Solo en casa' (1990). Ni habiendo tomado una potente droga alguien con dos neuronas conectadas se podría reír. Hace buenas películas como 'Poli de guardería' (1990), 'Un canguro súper duro' (2005) y hasta 'Papa canguro' (2003).

El 20 de enero se supone que es el día más triste del año (Blue Monday) así que mucha fuerza y, más que nunca, qué tengáis una semana de cine.