'El hombre invisible' y 'Especiales' despiden febrero

Una vez cada cuatro años tenemos bisiesto, y nos queda un día de más colgado del calendario (siempre he pensado que tenía que ser festivo). El 29 de febrero es un día invisible, como lo es el protagonista del primer estreno de hoy o el buen gusto en los seguidores de «La isla de las tentaciones».

'El hombre invisible' es una combinación de thriller, ciencia ficción y terror. Una mujer interpretada por Elisabeth Moss, la de «El cuento de la criada», ha conseguido por fin separarse de su pareja que la maltrataba. Ese hombre muere, pero a partir de ese momento su presencia se hace sufrientemente real en la existencia de ella.

Se agradece el esfuerzo de coger los elementos de varios géneros y reinventar el mito del hombre invisible (sueño húmedo de adolescencias), ya mostrado en el cine unas cuantas veces, desde aquel primer relato de H. G. Wells. La oscuridad de la cinta y el ritmo de la narración consiguen ganar al espectador.

Los franceses saben hacer películas de temas que no suelen tocarse, y 'Especiales' es una de ellas. Nos cuenta la historia real de dos hombres buenos, uno musulmán y otro judío, que ponen su energía y esfuerzo en crear dos organizaciones de ayuda a los niños que padecen trastornos del espectro autista.

Vincent Cassel demuestra una vez más que es de los mejores actores de su generación, y Eric Toledano, uno de sus directores, nos sigue sacando una sonrisa hasta en las situaciones más complicadas, como ya hizo en 'Intocable' (2011), y logra enternecernos con el ridículo ser humano, como en 'C`est la vie' (2017). La pudimos ver en la clausura del último FICC, y todos salimos un poquito más en paz con el mundo.

Ahora viene una de juicios americanos, en su variedad «combatir al racismo». Lo que nos encontramos en 'Cuestión de justicia' es a un brillante y joven abogado, que ejerce defendiendo a negros (personas de color para ser políticamente correcto) que han sido injustamente acusados, y que no pueden zafarse del racismo del sistema legal, en este caso un padre de familia imputado por asesinato. El leguleyo viene a ser un Atticus Finch moderno.

En la película se sabe ya lo que va a pasar con más clarividencia que cuando un coche pone el intermitente a la derecha al ver un bar de luces de colores. No hay ninguna gran sorpresa ni ninguna aportación al género. Es la típica que podría haber ido directamente a compartir nuestras siestas algún mediodía televisivo.

Guy Ritchie, el director de 'The Gentlemen: los señores de la mafia', era un gamberro del cine allá por el comienzo de este siglo, pero ese pretendido cine trasgresor se ha quedado, con el pasar del tiempo y el acomodo que proporcionan los cheques, en una impostura más parecida al pelo trabajosamente despeinado de algunos jóvenes que a una autentica subversión del orden establecido.

Sus relatos de los bajos fondos hay que reconocer que son graciosos, con una violencia iconoclasta muy tarantiniana. Este relato de lucha entre clanes de la droga rodeado de tontos, que nos muestra en su nueva película, acaba siendo, como diría el Bardo genial, un cuento de ruido y furia contado por un idiota.

Mikel Rueda es un director español que en el 2014 presentó una de las películas mejor narradas de aquel año, 'A escondidas', dejando una excelente tarjeta de presentación que ahora puede ratificar si 'El doble más quince', su estreno de hoy, está a la altura.

En su nueva obra repite la temática de una historia inusual de amor, con obstáculos más que insalvables, pero contado sin zarandajas romanticoides ni manierismos rosas. Por eso funcionó aquella y funciona esta, narrando la relación que se establece entre una espléndida y madura Maribel Verdú y un (improbable) chico de quince.

Que tengáis una semana, y un comienzo de Cuaresma, de cine.