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Jam Albarracín
Viernes, 25 de enero 2019, 21:44
La delgada línea que separa lo genial de lo ridículo, el alambre entre lo formidable y lo grotesco, el borde que delimita los abismos entre el esplendor y el esperpento. Territorios por los que suele manejarse con desequilibrio Micah P. Hinson, el cantautor folk-pop convertido en icono del indie -pero indie, indie, de este de «mira que eres indie»- y protagonista mañana sábado de una de las veladas más esperadas del programa de Microsonidos 2019. Su última visita fue para echarse a llorar, así que esta vez toca la buena.
Cuándo Sábado 26, a las 23.00 horas.
Dónde Sala REM.
Cuánto 15/18 €.
Completa Ronnie Las Dunas.
Nacido en Memphis pero criado en Texas («Mi corazón está en Texas. Siempre hay una roca en el desierto sobre la que recostar mi cabeza. Allí me preparo para la guerra y allí encontraré mi descanso eterno»), Hinson es una especie de eterno adolescente con problemas, una suerte de mezcla improbable entre Leonard Cohen y Calimero, aquel pollo de dibujos animados que siempre andaba lamentándose. Claro que motivos no le faltan, basta con echar un vistazo a su biografía. Como tantos chavales nacidos en familias de estrictos hábitos religiosos, Micah tuvo una adolescencia convulsa que le impulsó al lado peligroso de la vida. Drogas, sexo con mujeres fatales y su regalo de 19 cumpleaños: la cárcel, donde fue a parar por falsificar unas recetas, así las gastan en Estados Unidos. Para colmo unos meses más tarde, a la salida de la trena, en lugar de encontrarse con la acogida del hijo pródigo, se topó con el rechazo y la expulsión de su familia: es lo que tiene el fundamentalismo religioso.
Hola, me llamo Micah, tengo 20 años y soy un vagabundo, así que convertiré mis jóvenes miserias en canciones. Y zas, grabó unas cuantas de ellas que, tres años más tarde, se convertirían en su debut-álbum para un sello escocés, 'Micah P. Hinson and the Gospel of Progress'. La crítica independiente casi muere de placer ante aquellas frágiles canciones de aquel frágil chico vapuleado por la vida. Era demasiado tentador. Vulnerable, taciturno, confesional. Como un joven Mark Lanegan con mala suerte. Y además realmente talentoso.
Desde entonces ha ocurrido de todo: su consolidación, sus desvíos hacia la psicodelia e incluso una ópera folk, hasta llegar a su último álbum, 'When I Shoot At You With Arrows, I Will Shoot To Destroy You' ('Cuando te dispare con flechas, dispararé para destruirte'), un disco cuya inspiración parte... ¡de España! «Hay una catedral en Santiago de Compostela en la que se dice que yacen los restos del apóstol Santiago. Hay una estatua suya rodeado de veinticuatro músicos, mirando, afinando o simplemente esperando. Se dice que lo estuvieron esperando durante ochocientos años para ser dirigidos por él. Ellos son los Músicos del Apocalipsis. Son los que traerán el infierno y el cielo a la Tierra. Son los que traerán el apocalipsis». No es extraño que haya bautizado a su actual banda como The Musicians Of The Apocalypse. Genios...
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