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PEPA AGÜERA
Viernes, 27 de diciembre 2019, 21:50
En 1984, a sus nueve años, Lucía Lacarra no podía calcular el número de zapatillas que gastaría a lo largo de su extensa y brillante ... carrera. En ese momento, solo pensaba en unas: las primeras que se puso cuando se interesó por la danza clásica, ese mismo año, en la academia de su localidad (Zumaia, Guipúzcoa). Sería con otras puntas con las que se convertiría, entre otros hitos de su carrera, en bailarina principal del Ballet de Marsella (1994), o en la estrella del Ballet de San Francisco (1997). A sus 44, no ha perdido el equilibrio, y puede presumir de ser una de las principales figuras del ballet clásico actual. Por eso, protagoniza el cartel de la Gran Gala de Navidad, organizada por el exdirector de la Compañía Nacional de Danza, el cartagenero José Carlos Martínez.
Cuándo Sábado y domingo, a las 19.00 h.
Dónde: Auditorio Víctor Villegas. Murcia
Entradas: Desde 25 euros.
-Lleva toda una vida bailando por escenarios de todo el mundo y, en este último tiempo, creando. ¿Qué ha elegido para poner en escena en la gala de este fin de semana?
-Voy a bailar con Matthew Golding dos piezas. La primera se llama 'Finding light', del coreógrafo Edward Liang, que es ahora mismo el director del Ballet Met en Ohio. Es una pieza muy lírica, con música de Vivaldi, es muy bonita, es pura belleza. Y la otra pieza que vamos a hacer se llama 'After the rain', de Christopher Wheldong. Esta es muy especial porque se crea un ambiente único. Es una música muy tranquila, y algo con mucha sensibilidad. Va a ser la primera vez que baile esta pieza y tengo muchas ganas de presentarla aquí.
-José Carlos Martínez ha reunido a once bailarines, entre los que hay nombres internacionales como Ryoichi Jirano y Maria Kochetkova, de gran calidad para el evento, pero usted es la cabeza de cartel. ¿Ha trabajado antes con el exdirector de la compañía de danza nacional?
-Bailé con él en unas galas que hicimos en Lisboa, y también cuando me invitaron a la Ópera de París, así que nos conocemos desde hace mucho tiempo. Siempre lo he admirado como bailarín por la elegancia que tenía, la técnica y la presencia escénica. Luego tuve la suerte de bailar y de poder trabajar con él cuando era director de la Compañía Nacional. Me invitó a bailar cuando estaba intentando hacer la reconversión de la Compañía a un mundo un poco más clásico. Es una persona muy reconocida dentro del mundo de la danza, y haber podido trabajar con él es maravilloso.
-Uno de los objetivos de esta gala es visibilizar el amplio colectivo de bailarines españoles que triunfa en el extranjero, ¿ha mejorado ese reconocimiento en España?
-Creo que somos reconocidos en España, yo nunca me he sentido no reconocida. El problema es que en España no hay muchas posibilidades para que podamos actuar y compartir el trabajo que estamos haciendo en otras compañías. La verdad es que los bailarines españoles tienen puestos muy importantes en compañías de todo el mundo y muchos tenemos muchísimas ganas de poder bailar en nuestra casa, y utilizamos todas las oportunidades que tenemos para hacerlo. Para esos casos, las galas como esta de Murcia, pues son una fortuna, tanto para nosotros, como para la gente que va a venir a verla.
-Entonces, ¿hay cultura del ballet en este país?
-Cultura de ballet siempre ha habido, lo que no hay es opciones. Sobre todo hay ganas. Cada vez que se hacen los espectáculos se llenan. Eso quiere decir que hay hambre de danza, lo que no hay es suficiente oferta, es en eso en lo que hay que trabajar. Cultura y amor a la danza sí que hay.
-Ahora que se acerca el nuevo año, está bien recordar que usted fue la primera bailarina española en interpretar en directo 'El Danubio azul', en el tradicional Concierto de Año Nuevo de Viena en 2007. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Para mí fue muy emocionante, sobre todo porque, como muchas niñas, para mí era una de las pocas oportunidades que tenía, cuando era pequeña, de ver danza en la televisión. Solía estar sentada todos los años delante de la televisión esperando a que salieran los bailarines. Fue una experiencia inolvidable, pero muy duro, sobre todo porque, hoy en día, la mayoría de las veces se graba, pero nosotros lo hicimos en directo, por lo que fue una cantidad de trabajo considerable.
-Bailar en el Concierto de Año Nuevo fue un hito profesional, y tener a su hija supongo que uno de los más importantes a nivel personal. ¿Cómo es ser madre y bailarina de ballet?
-La verdad es que es algo que le recomendaría a todo el mundo. Creo que para ser una artista tienes que utilizar emociones verdaderas en un escenario, y no hay nada en esta vida que te dé mas emociones que la experiencia de ser madre. Te obliga a poner las cosas en su justo lugar, darle prioridad a esas cosas que las tienen, y creo que te hace mejor en tu trabajo y te hace más artista también, porque te da otra sensibilidad. Es muy difícil de compaginar. Yo, sin la ayuda de mi madre, no hubiera podido hacerlo, pero no lo cambiaría por nada en el mundo.
-Ahora mismo, ¿en qué proyectos se encuentra?
-Estoy en un momento de mucha creación. Estoy bailando en la Compañía de Dortmund, en la que sigo siendo bailarina invitada. El resto del tiempo, estoy con mi 'partenaire', Matthew Golding, creando piezas nuevas. En enero, nos vamos a San Francisco para hacer una creación con Yuri Possokhov, y estamos trabajando con mucha gente muy interesante, que es lo que uno gana en esta profesión: la riqueza de repertorio y las personas con las que una puede trabajar.
-En estos últimos años, ¿ha barajado alguna vez la posibilidad de retirarse?
-No, y además no es algo que creo que planifique nunca. Mientras esté disfrutando de bailar, bailaré, y el día que no disfrute, o por cualquier razón no me sienta bien y no esté feliz con lo que estoy haciendo, lo dejaré. No es algo que pueda programar para el año que viene, o para dentro de cinco meses, por el momento me siento bien, me siento en forma, me siento con ganas, así que, mientras sea así, lo haré, y el día que no sea así, lo dejaré.
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