![Doblan por ti, las campanas doblan por ti](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/201901/25/media/cortadas/133771578--624x381.jpg)
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Todos los muertos terminan quedándose arropados tan solo por una piel de hielo, sin gota alguna de sangre en movimiento que agite sus sueños, sin más caricias que dar. Les pasa a los que habitan en esta rima de Gustavo Adolfo Bécquer -«¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!»-, y a los que se enfrentan a su destino definitivo negándose a que se pierda para siempre el amor que sintieron. Lo contó como nadie Dylan Thomas: «Y la muerte no tendrá señorío. / Aunque se pierdan los amantes, no se perderá el amor». Son los muertos -su recuerdo, su adiós para siempre, la última ceremonia en la que participarán sus cuerpos...- los protagonistas de 'La muerte por megafonía', la pieza sonora creada por Sergio Sánchez (Murcia, 1975), que hasta el 21 de abril puede escucharse, y sentirse, en mitad de la soledad extraña y el silencio que te observa en ese singular espacio expositivo que es la bodega de la Fundación Casa Pintada-Museo Cristóbal Gabarrón, en Mula.
Unos sonidos reconocibles, la vida en la calle y el dolor en el corazón de los familiares y amigos de los muertos. Unos niños que juegan y un sonar de campanas que cubre el aire de pesar. Tristeza y un sol que ciega. Nos ha pasado a todos, nos ha pasado a veces, el preguntarnos: ¿Por quién doblan las campanas? Una pregunta que también inquietó al mismísimo Ernest Hemingway, quien finalmente encontró respuesta en unas letras escritas por John Donne en 1612, otro muerto ilustre de ya muy largo recorrido: «Nadie es una isla por completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de un continente, una parte de la Tierra. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; por eso la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la Humanidad; y por tanto, nunca preguntes por quién doblan las campanas, porque están doblando por ti».
Dónde Fundación Casa Pintada-Museo Cristóbal Gabarrón, en Mula.
Comisarios de la muestra: Juan Jesús Yelo Cano y Juan García Sandoval.
Cuándo: Hasta el 21 de abril. De martes a viernes, de 10.00 a 14.00 h.; sábados, domingos y festivos, de 11.00 a 14.00 h.
«'La muerte por megafonía' es una instalación sonora que representa, a través de la fuente de sonido, el hecho devastador de la muerte como elemento cotidiano», indica Sergio Sánchez, que ha construido esta pieza «a partir de una composición, 'Mucha atención, vecinos' (2011), que se nutre de paisajes sonoros recogidos en la pedanía murciana de Cabezo de Torres y en distintos tanatorios de Murcia». Una obra con la que busca que el público reflexione «sobre los singulares casos de avisos de enterramientos que actualmente perviven en algunas pedanías de la capital y en otros pueblos de nuestra Región».
«Estos rasgos sociológicos de difusión no son particularidades propias de un solo pueblo», explica. «Con diferente idiosincrasia», añade, «se producen hechos similares por la geografía española, donde también se avisa del fallecimiento de los vecinos con un sistema de megafonía 'andante' -coche o furgón-, que se une a las señales de las campanas que doblan por los muertos».
Las grabaciones que Sergio Sánchez ha llevado a cabo «tratan sobre el concepto español de la muerte, de la conciencia colectiva sobre ella a partir de la tradición católica que perdura vivamente en nuestra época actual, y que, aún en decrecimiento, no ha desaparecido, sino que se ha transformado gracias al desarrollo tecnológico que nos permite ampliar y acelerar el proceso de difusión de las noticias de mortandad».
Tiene razón: «Lo singular de este tipo de información -urbana y rural al mismo tiempo- que se transmite directamente en la calle es que son pregones; para ser más exactos, pregones de la muerte que usan la megafonía como elemento eficaz de difusión».
«Los avisos [de los fallecimientos] suelen realizarse a las pocas horas de la muerte, y lo más singular de estos anuncios es la parte que corresponde a los 'motes'», recuerda el artista, convencido de que «una de las maneras de comprender España es a través de la escucha profunda y activa de nuestra sociedad, incluso en la forma que tenemos de enterrar a nuestros muertos». «Mediante los sonidos, que son patrimonio inmaterial de todos, nos comprenderán en el futuro», sentencia.
A juicio de Juan Jesús Yelo Cano, la obra de Sergio Sánchez se mueve «entre la militancia social y la fonografía histórica elevada a la categoría de arte». «El mérito de 'La muerte por megafonía'», reflexiona, «reside en hacer de lo habitual algo extraordinario. La estampa sonora que nos ofrece conecta lo cotidiano -monótonas conversaciones y cantos de pájaros...- con lo sobrenatural de la muerte, utilizando como nexo el micrófono y el altavoz, tan queridos por las vanguardias del siglo XX».
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