Keki, diversión asegurada

Entre los catorce platos que ofrece la carta para llevar a casa, descarto la coca de pesto de algas y pulpo, la ensaladilla keki, el tataki de atún rojo, yogur y wasabi, el ya clásico canelón de pato que deberías de probar si aún no lo has hecho, la hamburguesa de vaca a la parrilla con queso compté, el pepito de ternera a la pimienta verde, los callos y morros de ternera y la pluma a la parrilla. Y me quedo con las empanadillas en pepitoria que vienen con su salsita para ir mojando a cada bocado; la croqueta de jamón, una de las mejores que he probado en la Región y que a pesar de que los rebozados no viajan bien, sigue mereciendo la pena pedirla a casa; también me embaulo una versión muy mejorada del bocadillo de calamares, con un pan brioche, una mahonesa acidulada y una carne del bicho dulce y sabrosa.

También pruebo las berenjenas al estilo del gran Raimundo González. En este caso la berenjena está cortada a lo largo y no en rodajas. Además, me cuesta encontrar el sabor de las gambas tan característico de la receta original del maestro. El resultado es bueno, con una bechamel trabajada, distinta a la original, muy interesante. También pruebo el guiso de calamares con garbanzos. Esta receta llegó a mis manos hace varios años de la mano del periodista Carlos Herrera, quien la hacía con garbanzo pedrosillano. En la de Keki, un punto de pimiento verde va matizando cada cucharada y, ciertamente, es de esos guisos en los que el caldo ha engordado dejando una cremosidad y una profundidad de sabor que bien se podría utilizar para napar salmonetes.

Termino con un arroz con leche con su azúcar tostado. El azúcar se hidrata por el camino, pero el sabor a caramelo se queda impregnado. La textura es perfecta y el sabor absolutamente equilibrado, sin picos de azúcar. Y es que la mano de Sergio Martínez 'Keki' siempre ha sido una de las más privilegiadas en las cocinas de la Región de Murcia y, haga lo que haga, siempre es una de las mejores alternativas.

Los envases que usa Keki son de una gama muy cuidada y el repartidor llega en 20 minutos tras hacer el pedido, con todo en perfecto estado. Los fines de semana seguro que se hace un poco más pesado, por lo que hay que tener paciencia, entender que en la mayoría de ocasiones la saturación de pedidos bloquea a los repartidores –no a la cocina– y que si somos un poco previsores y reservamos con tiempo, como si fuésemos al propio restaurante, ayudamos al correcto funcionamiento del servicio de Keki y de todos los locales de la Región.