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Una visita fugaz a Murcia hizo esta semana el pintor Antonio Montalvo (Granada, 1982) con motivo de la inauguración en el Museo Ramón Gaya de ... su última exposición, que puede disfrutarse hasta el 30 de marzo. Es el primer artista vivo que cuenta con una muestra monográfica en esta institución con tres décadas de historia. «Estoy contentísimo, es un honor, ¡un privilegio!... ser el primer artista que lo hace en vida», celebra Montalvo desde Granada, preparando la cena para sus dos hijos de 3 y 1 año. La primera vez que visitó Murcia fue, de hecho, para conocer el museo dedicado al pintor y escritor Ramón Gaya, al que descubrió con 19 años.
«Soy un 'gayista' convencido desde que conocí a Gaya», comenta a LA VERDAD desde el barrio del Realejo, donde hace su vida. «Sobre todo, me fascinan sus escritos, sus ensayos. Cuando eres joven, esa pintura cuesta más, porque exige cierto bagaje en la vida y en la pintura. Cuando eres joven, tal vez te interesan más Gustav Klimt, Egon Schiele o Monet, otro tipo de pintura. Pero con el paso de los años uno va observando la dificultad que encierra la pintura de gente como Gaya, su supuesta simplicidad, aunque en ella hay una profundidad y una carga a la que han llegado muy pocos. Y, claro, cuesta valorarla. A mí hace años Gaya no me llegaba, no sabía qué había ahí, y ahora me parece uno de los artistas más grandes».
Dónde Museo Ramón Gaya de Murcia
Cuándo Hasta el 30 de marzo de 2022. Tel. 968221099. Entrada gratuita
Antonio Montalvo, representado en la galería Espacio Mínimo, cuenta de su propia obra que hay paisajes, cosas y algún retrato, «un equilibrio que viene dado de forma natural, no es preestablecido, es mi trabajo diario, encuentro temas y me acerco a ellos de la forma más natural posible». Es el transcurrir del trabajo el que determina su propia voluntad. «A veces me preguntan si estoy herido de melancolía, pero es difícil llegar a eso, a ciertas profundidades desde un estado emocional opuesto al de la melancolía. Franz Schubert decía que toda música es triste, y parece ser esa una condición inherente al arte, aunque el arte es una celebración de la vida también, pero tiene un componente doloroso porque es fugaz. Eso es lo que define el instante, a pesar de su gloria y esplendor».
Decía Gaya, como recuerda el director del museo, Rafael Fuster, que «seres, paisajes y cosas» no son más que «fragmentos de esa totalidad que viene a ser la naturaleza real viva. Los seres o los retratos los busca Antonio Montalvo como hacían los pintores de antaño, en su entorno más cotidiano».
Unas ramas de algodón, una canastilla o un mueble abandonado; un huevo blanco de la pollería de su plaza; un higo de la higuera del patio de Belicena; una calabaza rota... Cuenta el artista que la mujer más pictórica que ha conocido en su vida la encontró en su barrio: «¡Qué melancolía arrastraba!». Era una chica albina. Posó después para Antonio. También su mujer, pintora igualmente, aparece retratada embarazada de ocho meses.
No se explica el granadino por qué tardó tanto en pintar los paisajes de su infancia. Algunos de ellos están colgados en las paredes de la Casa Palarea. «He pasado miles de veces por esos paisajes de olivos entre Píñar y Moreda, y me sorprende no haber tomado la decisión de plantar ahí el caballete, porque son realmente preciosos». Una de esas pinturas aparece en las invitaciones de la exposición. «Ese tramo es de cuento, es un paisaje único, porque apenas ha cambiado en décadas».
Volverá a Murcia, a disfrutar de momentos con Pedro Serna, quien le descubrió que Gaya pintó Granada en varias ocasiones, «pero no me consta que haya obra suya aquí».
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