'Cruella' se desmelena

Los últimos estrenos de mayo nos llegan con los primeros calores del verano. Hoy, debe ser por la actualidad política nacional, tenemos una cartelera llena de indultados cinematográficos que tras una (en algunos casos de agradecer) ausencia, vuelven a dar guerra: Kevin Costner, Josh Hartnet, Emma Stone y Guy Ritchie.

La primera de esas reapariciones la encarna la señorita Stone, que abandona el disfraz de novia de América que le cuelga desde la (inexplicablemente) bien valorada 'La La Land' (2016), para convertirse en 'Cruella', creando el cruce perfecto entre un malo de James Bond, un tuit de Echenique y un atropellador de mascotas.

Es una producción Disney de acción real, que se molesta (sin que nadie se lo haya pedido) en mostrarnos los inicios de la malvada coleccionadora de pieles que vimos en '101 dálmatas' (1961). La estética ochentera, y el desprejuiciado uso que se hace de lo que ya conocemos de esta extravagante villana, la hacen divertida. No olvidemos que los villanos de Disney siempre son más interesantes y brillantes que los héroes, y cuanto más pop son, mejor resultan.

Los siguientes en volver a la pantalla grande tras su paso por la pequeña son los maduros Kevin Costner y Diane Lane, que hacen de abuelos preocupados, pero no por la vacunación, sino por su nieto, cuando la viuda de su hijo se casa con un indeseable. Como cualquier abuelo (de la Asociación Nacional del Rifle), deciden armarse hasta los dientes y cruzar medio Estados Unidos para rescatarlo a las bravas. Eso es de lo que seremos testigos en 'Uno de nosotros'.

Estos abuelos coraje se enfrentan a la familia mafiosa del padrastro en una tan previsible como funcional escalada de tensión y violencia, retratado todo con la fría fotografía de horizontes amplios de un western. El tráiler, más que un anuncio, es un resumen de toda la película.

La especialidad del ¿actor? Jason Statham es hacer films que se convierten en el Primark de las películas de acción. Esta vez se pone a las órdenes del antiguo enfant terrible (ya está domesticado) del cine británico, Guy Ritchie, en 'Despierta la furia'.

El calvorota cachas Statham, que compite en musculatura y en emular la expresividad de un moai con Vin Diesel, aquí es un conductor de furgones blindados que se toma muy en serio su trabajo y que, como dictan los cánones del género, esta torturado por un acontecimiento terrible de su pasado. Por cierto, si alguna jovenzuela de la primera década del presente siglo sigue pensando que el guaperas de Josh Hartnett es el sumun de la sensualidad, que no vaya a ver esta película que lo recupera. Como dice Sabina, «al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver». Los años no pasan en balde (que se lo digan a Miguel Bose).

Por caprichos del destino hoy tenemos un drama político español cuyo título tiene coincidencias con el anterior, 'El año de la furia', pero a la que se parece tanto como Bielorrusia a una democracia. En la nuestra viajamos al Uruguay de 1972, en el albor de una dictadura militar a punto de estallar, con una situación que influye en la vida de varios personajes, empezando por los guionistas de un programa de humor que no hace reír a los milicos (para que luego vengan los ofendiditos actuales a censurar chistes).

El guión, oscuro, trasciende la historia para convertirse en cine negro, aunque en ocasiones patine. Los actores, que se toman demasiado en serio sus papeles, están bien, así que podremos disfrutar del recital interpretativo que nos ofrecen Alberto Ammann, Maribel Verdú y Miguel Ángel Solá.

De nuestros vecinos galos nos llega una comedia de aventuras llamada 'Maldita jungla', donde un explorador con complejo de Edipo se pierde en la selva, y su insoportable y posesiva madre, interpretada por Catherine Deneuve (en la vida real dicen que es el arquetipo de suegra antipática, así que al parecer aquí no actúa), decide ir a rescatarlo.

Las gracias podrían ser más étnicas, tipo 'Bienvenidos al norte' (2008), pero lo políticamente correcto ha arrasado con esos chistes de superioridad europea. Lo más flojo es el previsible endulzamiento de la odiosa matrona gracias a la interacción con los nativos de esas latitudes. Todo queda demasiado cerca de la burlesca 'George de la jungla' (1997).

El cine es seguro. Que tengamos una semana de cine.