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Carlos Martínez
Viernes, 15 de febrero 2019, 01:34
Esta es una de esas semanas en que la actualidad política (y judicial) hace competencia desleal a los cines. De hecho, según en qué momento del viernes me estéis leyendo, tendréis ya la respuesta a la gran cuestión de estos días, o no, que diría aquel. Pero con o sin presupuestos, con elecciones o sin elecciones, las estaciones del año llegan y también los estrenos de los viernes. Empezamos.
Hace casi un lustro, la española 'Perdiendo el Norte' (2015) recaudó más de diez millones de euros, así que era inevitable que se hiciera esta segunda parte llamada 'Perdiendo el Este'. Ahora ya sin los guaperas de aquella y sólo con los elementos más cómicos de ella, es decir, Javier Cámara, Carmen Machi, Leo Harlem, Julián López o Malena Alterio.
Como supondréis, porque sois gente inteligente al leerme, no se han calentado mucho la cabeza. Han cambiado a los emigrantes españoles en Alemania por los emigrantes españoles en China, y así consiguen que los contrastes culturales sigan provocando la risa, y el patetismo de los protagonistas se resalte. Me temo mucho que las partes más serias y con mensaje de la primera queden aquí diluidos. En cualquier caso mi recomendación es que veáis 'Vente a Alemania Pepe' (1971), un desafortunado título para una de las películas con mayor carga de profundidad social del tardofranquismo, disfrazada de comedia.
Robert Rodríguez dirige un encargo de su amigo James Cameron, 'Alita: ángel de combate'. No es otra cosa que una adaptación de un exitoso manga sobre una quinceañera, mitad humana mitad otra cosa, que vive en una ciudad como de 'Blade Runner', al cargo del hombre que la creo (un Gepetto con un Pinocho que en vez de crecerle la nariz, le crecen las habilidades de Assassin´s Creed). Ella tiene unos poderes ocultos que se verá obligada a descubrir cuando los malos entran en su vida para destruirla.
El trabajo de postproducción para mezclar la animación con la imagen real, y el resultado del 3D, es soberbio. En cuanto a la historia, nada del otro mundo, ni distópico ni normal.
'Feliz día de tu muerte 2' es, como su antecesora (he deducido hábilmente lo de que es una secuela por el 2), la versión terror de 'Atrapado en el tiempo' con elementos de película de fraternidades universitarias. Una chica revive una y otra vez el día de su asesinato, pero en esta ocasión también mueren sus amigos, así que está obligada a encontrar la solución para salvarlos a todos. Es entretenimiento sin más, y sin originalidad (sello de esta semana), porque después de ver 'Código fuente' (2011) o 'Al filo del mañana' (2014) poco se puede aportar al género.
'Cafarnaúm' es un título de resonancias bíblicas, y uno de los que más me gustó en el pasado Festival Internacional de Cine de Cartagena. Es una parábola moral sobre la vida miserable que lleva un niño en una ciudad libanesa, y como, harto de esa condena no buscada, demanda a sus padres por haberle nacido. Lo mejor empieza después, cuando es acogido por alguien con una vida tan miserable como la suya, pero que le da esperanza en el ser humano (a él y a todos los que tenemos la suerte de ver la película).
En esta época de reivindicación femenina, apuntar el nombre de Nadine Labaki, actriz y directora libanesa que ha conseguido colocar su cuarto filme entre las candidatas a los Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa, y llevarse el Premio del Jurado del Festival de Cannes.
Dos segundas partes y una adaptación manga no hablan muy bien de la capacidad de crear algo nuevo en el cine actual, por suerte el Líbano nos salva hoy. Que tengáis una semana de cine.
Ayer fue San Valentín, y aunque mis más fieles seguidores ya sabrán que no soy muy fan de esta fiesta, he de reconocer que no puedo sustraerme a la tentación de recomendaros unos cuantos títulos que hablan del amor con mayúsculas (y que no tienen por qué figurar en las manidas listas que circulan esta semana): 'Tal como éramos' (1973), con una de las canciones más bonitas que ha habido nunca en una banda sonora; 'Tierras de penumbra' (1993), una pieza de sensibilidad extraordinaria y una de las mejores adaptaciones de un libro jamás hecha; 'Llámame por tu nombre' (2017), lo último en amores de verano convertida en obra maestra; 'Los puentes de Madison' (1995), la última película que me hizo llorar en el cine (y a Eastwood); 'A los que aman' (1998) uno de los primeros trabajos de Isabel Coixet, lleno de belleza y ternura; y 'Jules y Jim' (1961), del nunca suficientemente reivindicado Truffaut.
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