'Bajocero' y 'Palmer', el cine que nos queda

Acabamos el mes de enero con siete de cada diez salas de cine de España cerradas por culpa del Coronavirus. La última en sumarse ha sido la Cadena Yelmo, la más grande del país. Eso nos condena a la ausencia real de estrenos, y más en la Región de Murcia, donde el 100% de las pantallas están clausuradas.

Por tanto os tengo que hablar de las películas que podremos ver en nuestras tristes salas de estar (da igual lo alegres que sean, cuando no puedes ir a otro sitio es una celda de oro).

Netflix trae una de las que tendrían que haber ido a cines por la ambición que tiene. 'Bajocero' es un thriller de acción con Javier Gutiérrez de protagonista, que es lo mejor de la película, y que pone el contrapunto justo a tanto mover con pulso de Parkinson la cámara.

Aquí hace de conductor de un furgón de traslado de presos en una noche en la que todo sale mal, poniéndolo al límite de sus fuerzas. Una película claustrofóbica que por momentos recuerda 'Enterrado' (2010) y otras 'El fugitivo' (1993). Luis Bermejo y Karra Elejalde son el coro de Gutiérrez.

Entre esos presos que quieren fugarse podría estar el protagonista de 'Palmer' (Apple TV), interpretado por el ex guaperas de boy band Justin Timberlake. Aquí es un presidiario, con pasado de estrella deportiva juvenil, que tras cumplir la condena vuelve a su pueblo tratando de reiniciar su vida, y que tiene que hacerse cargo de un peculiar niño.

Es un drama bien rodado de los que pasas angustias varias, sobre todo con el niño, y empatizando al máximo con el protagonista. El relato de la mezquina sociedad rural está muy conseguido, lo malo es que no logra esquivar el melodrama lacrimoso. De todas formas merece la pena verla. Para mí es como si el personaje principal de 'La leyenda del indomable' (1967) se hiciera cargo de la niña de 'Pequeña Miss Sunshine' (2006).

El último estreno es de Netflix. Se trata de un filme de época, 'La excavación', que es el típico trabajo inglés con una estupenda ambientación, sentimientos contenidos, fotografía perfecta e interpretaciones soberbias. Tener en un metraje a Ralph Fiennes y Carey Mulligan ya es un lujo, y si encima hacen unos trabajos tan buenos como aquí, es una delicia.

Basada en una historia real que tuvo lugar en los años treinta en el Reino Unido, donde un hombre voluntarioso y algo iluminado consiguió descubrir uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la historia inglesa. Aunque (influido por pulsiones de 'Hola') la cosa se centra más en la relación entre el excavador y la dueña de las tierras.

No quería cerrar sin poner un rayo de luz (parezco Marisol) en este valle de sombras en que nos movemos desde hace un año. Y es que descubrí en Filmin una sección entera de películas titulada 'No quiero más dramas en mi vida', que contiene vacunas para evitarlos (y estas no sufren retrasos).

Entre las que os recomiendo, para cualquier momento de bajón, una buena selección: 'Hechizo de luna' (1987), un canto a la vida con Cher en su mejor papel; 'El guateque' (1968), una de las obras más divertidas del cine; 'Todos dicen I love you' (1996), la más juguetona de las películas maduras de Woody Allen; 'Mediterráneo' (1991), oscarizada postal de una Segunda Guerra Mundial que parece escrita por Giovanni Guareschi; 'Bienvenidos al norte' (2008), la precursora de 'Ocho apellidos vascos' (aunque no lo reconozcan); 'Barcelona, noche de verano' (2013) y 'Barcelona, noche de invierno' (2015), dos retratos humanos de historias cruzadas; 'Bésame tonto' (1964), o como Wilder es el mejor incluso cuando Wilder no es el mejor; 'Pride' (2014), buenismo británico en estado puro; y 'Maravillosa familia de Tokyo' (2013), una comedia japonesa que parece comedia italiana. Todas muy recomendables para disfrutar de un poco de felicidad de clase media.

Los cines son seguros (y más ahora que están cerrados). Que tengamos una semana, y un febrero, de cine.