«Ahora lo que tengo es mucha alegría encima»

Hay entrevistas que sabes que siempre van a ir bien gracias a artistas que, sin necesidad de hacerlo, logran convertir desde el primer momento el frío sistema de pregunta y respuesta en charla animada y cómplice. Y Andrés Suárez es uno de ellos. La clave, al igual que sucede con los momentos más destacados de su repertorio, es la naturalidad, cercanía e intensidad que el ferrolano transmite en todo momento, contagiando toneladas de vitalidad. Una luz que, además, ha conseguido trasladar con más inspiración que nunca en 'Viajes de vida y vuelta', nuevo disco con el que regresa a la Región dispuesto a emocionar con un directo que es pasión desbordada y corazón de puertas abiertas. Hablamos con Andrés.

–¿Cuáles fueron los paisajes que impulsaron estos 'Viajes de vida y vuelta'?

–El retorno a la vida. Después del desastre que supuso el año 2020, decido quitarme la tristeza y reivindicar la vida como escudo y única salida. Salí del bicho en diciembre de aquel año y sentí que volvía literalmente a vivir. Eso es lo que quiero contar, no hay más. Si estoy hablando contigo ahora mismo es porque somos supervivientes. Podría hacer un disco que hablara de separación, muerte, dolor o despedidas, como hijo de sanitaria que soy, pero no me da la gana. Estoy aquí, no tengo claro por cuanto tiempo, y voy a aprovechar cada minuto.

–¿Desde el primer momento sintió que estaba dando forma a un disco con una energía así de especial?

–Creo que sí y tal vez esa sea la clave por la que las primeras citas de la gira están siendo un rotundo éxito. Más allá de las canciones, estoy tan bien a nivel personal y profesional que a lo mejor es algo que se transmite. Y puede que las personas lleguen ahora a un concierto y les apetezca estar tomándose una caña con los colegas o con la pareja y olvidarse de que tenemos una tragedia detrás de otra. Evidentemente, cuando llevas nueve discos, dos libros y más de veinte años de carrera, tienes trabajos depresivos y canciones difíciles y duras, y tengo derecho porque cada disco es el momento de la vida que lo rodea, pero da la casualidad de que ahora lo que tengo es mucha alegría encima.

–¿De qué forma ha cambiado con el tiempo su manera de defender sobre el escenario este tipo de canciones?

–Tiene también mucho que ver con el momento vital que tengo actualmente. Hay situaciones en las que no te apetece hacer una gira o grabar un disco, pero tengo tantas ganas y felicidad ahora mismo que creo que se está viendo y transmitiendo. No es que tenga que hacer una pose, es que salgo pegando saltos al escenario. Y eso, claro, hace que la gente termine dando una misma carcajada musical con nosotros.

–El papel que juega el público en sus directos es fundamental. ¿Prepara de alguna forma esa interacción?

–Lo pensaba últimamente y creo que está relacionado con el presente y las ganas. Hay discos en los que tienes una canción que habla sobre una ruptura y eso crea un momento en el que el teatro se apaga un poco y puedes hasta escuchar las lágrimas. Eso está genial, sí, pero estás transmitiendo dolor. Y si me hablas ahora mismo de cosas tristes, ojo, voy a cambiar de canción. Esto no quiere decir que vaya a hacer un concierto de rumbas y no vaya a acordarme de lo huérfanos que estamos desde que falleció Aute o de los sanitarios y sanitarias que nos ayudaron, pero quiero mirar hacia delante. En mis conciertos busco que se pare el tiempo y que, durante dos horas, no haya malas noticias.

–¿Diría que se abre una nueva etapa para usted tras la experiencia con este disco?

–No tengo ni idea porque ya no hago planes a largo plazo, pero tengo claro que, si antes era intenso, ahora lo soy todavía más. Vivo el día a día al máximo. ¿Ahora toca concierto en Murcia? Pues vamos para allá a disfrutar y a tratar de que la gente que venga se ponga de pie, flipe, ría y se emocione.

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