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La música como vía de encuentro y brújula marcada por la reflexión al compás del regocijo. Canciones como rutas con vistas al mar, brisas de cambio y espejos revoltosos. Así late la propuesta artística de Karmacadabra, banda cartagenera que, tras firmar hace dos años un ... debut tan formidable como 'Somos barrio', anda enredada en la preparación de una feliz telaraña de novedades, incluyendo espectáculo y canciones. Un viaje de cambio y evolución que encontrará en las Xtraordinary Nights una magnífica oportunidad para empezar a desvelar algunas de sus primeras claves. Hablamos con el grupo de esta nueva etapa y mucho más.
–Llegan a El Batel con un nuevo espectáculo, algo que, tratándose de ustedes, asegura una cantidad importante de sorpresas. Aunque no queramos revelar todos los secretos, ¿qué podemos esperar de este directo renovado?
–Actualmente estamos todavía sumergidos en el proceso creativo del nuevo show. Como ha ocurrido anteriormente, la banda no tiene los recursos suficientes como para detener la maquinaria y encerrarse a generar un espectáculo completamente nuevo. Necesitamos motivacional y económicamente los directos para continuar con el proyecto. Al mismo tiempo, vamos mostrando en cada uno de ellos los nuevos pasos dados de lo que será un show renovado al cien por cien. Y en este caso las novedades serán principalmente musicales.
–Antes de entrar en el espíritu sonoro de las canciones, me gustaría incidir en la importancia del autoconocimiento en esta nueva fase de la banda. ¿De qué forma se ha filtrado esa introspección, entre voluntaria y obligada, en sus nuevas canciones? ¿Estamos ante una versión más 'relajada' de Karmacadabra?
–Para nada. Si nos fijamos en algunos de nuestros temas anteriores, como 'Wopopopo' o 'Esa gente', ya estaba esa parte reflexiva e introspectiva y no dejaban de tener el tinte marchoso o fiestero que caracteriza a Karmacadabra. Las nuevas letras tienen una base más madura de reconocimiento del carácter y la neurosis que existe en este mundo y nadie queda exento de ello, pero a su vez siguen teniendo ese espíritu fiestero. El autoconocimiento puede ser una fiesta llena de emociones.
–¿Estos últimos y complejos años han reforzado todavía más la esencia de banda de amigos que siempre ha transmitido Karmacadabra?
–Eso siempre va a estar ya que es la forma en la que entendemos el proyecto musical. Somos una hermandad muy democrática. Esto genera que cualquier proceso de la banda sea más lento, pero más potente.
–Ahora sí, respecto al sonido de lo que está por llegar, ¿cuáles son los cambios más significativos de sus próximos temas?
–Estamos recuperando un sonido más electrónico sin perder la parte orgánica del grupo, lo que hace que el abanico de estilo se esté ampliando todavía más. Música más trivial, sonidos urbanos actuales y electrónica pura, pero sin perder la rumba quitapellejera o ska con la que nuestros seguidores nos reconocen.
–¿Cuánto tendremos que esperar hasta poder escuchar su nuevo trabajo discográfico? ¿Habrá estrenos en su concierto del próximo sábado?
–Para el LP todavía habrá que esperar bastante, ya que hemos decidido dividir nuestro siguiente trabajo en 3 EPs bajo una misma conceptualización. Los iremos sacando poco a poco. Es una estrategia más fácil de afrontar para poder hacer un trabajo de calidad y coherente. Además, creemos que va más acorde a cómo funciona la industria de la música hoy en día, donde todo tiene que ir más rápido, más directo y más corto, funcionando mejor los singles que los LPs.
–¿Con qué sensaciones les gustaría bajarse del escenario el próximo sábado y cuáles les gustaría que el público se llevara a casa?
–Nos encantaría bajar satisfechos, con energía y conectados al presente. Y que nuestro público se pueda ir igual, habiendo pasado un momento especial con nosotros y con alguna perla reflexiva que llevar a casa. Aunque todo esto son expectativas y estamos abiertos a abrazar lo que pueda pasar en cada directo como una enseñanza vital. Si algo hemos aprendido de esta pandemia es que tenemos que tener nuestros planes, sueños y proyecciones futuras, pero realmente no controlamos casi nada de la vida. Hay que ser flexible como un junco para adaptarse a la única constante real de esta experiencia: el cambio.
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