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Méndez también hace divulgación en programas de televisión. LV
«De nada sirve hacer planes contra terremotos si no se dan a conocer»
Nahum Méndez-Chazarra | Sismólogo

«De nada sirve hacer planes contra terremotos si no se dan a conocer»

El divulgador científico reivindica los cambios que motivó el temblor de 1829: «Las medidas que se tomaron sentaron las bases de nuestra normativa antisísmica»

Jueves, 16 de marzo 2023, 23:48

El terremoto de 1829 ha pasado a la memoria colectiva como el más devastador en la historia reciente de la Vega Baja. Desde hace años, en Torrevieja –como ciudad que quedó más devastada– organiza unas jornadas para recordar aquel terrible suceso con rutas teatralizadas y charlas, como la que inaugura hoy, a las 20.00 horas, el sismólogo y divulgador científico de Rojales, Nahum Méndez-Chazarra.

–¿Por qué es importante recordar sucesos tan lejanos como el devastador terremoto de 1829?

–Pues precisamente porque creo que es importante que la sociedad viva de cara al riesgo, nunca de espaldas. ¿Por qué? Porque si lo hacemos así, recordando estos hechos y recordando a la población que hay en nuestra comarca un riesgo sísmico bastante elevado, tendrán muchas más probabilidades de que, en caso de que ocurra algo, sepan cómo actuar. Soy consciente de que entre un evento sísmico importante y otro pasan muchos años y, claro, eso hace que se nos olviden muchas pautas que son importantes para protegernos.

MITOS

«En un terremoto, un edificio alto, si está bien hecho, no es más inseguro que uno bajo»

–¿Y qué diría que se aprendió de aquel seísmo tan devastador?

–Pues una lección muy importante, en este caso, urbana. Cómo a partir de entonces cambió el trazado urbano de Guardamar, Torrevieja o Almoradí para adaptarse y crear ese primer precedente de la normativa sismorresistente de hoy en día. El segundo aprendizaje fue constatar que estamos en una zona de riesgo sísmico. Tenemos un registro largo de terremotos históricos.

Ciudades «más resilientes»

–¿Esas lecciones siguen vigentes?

–Las lecciones siguen siempre vigentes en cuanto a protección, pero se han ido adaptando al conocimiento que se tiene ahora. En 1829 se conocía poco del porqué se producen los terremotos. En ese momento, sirvieron esas normas para hacer las ciudades más resilientes, pero ahora los tiempos exigen tomar otras medidas.

–Sin embargo, el modelo de construcción volcado en el turismo no invita a pensar que la construcción sea de la mejor calidad.

–Bueno, tenemos que ser conscientes de que en España hay una normativa sismorresistente desde los 80 que es de obligatorio cumplimiento. Otra cosa es cómo se haya aplicado después. Eso 'a priori' no lo podemos saber hasta que ocurra un terremoto, salvo que se hagan revisiones de la calidad de los hormigones y las estructuras. Pero yo confío en que se han hecho las cosas bien. Por ejemplo, hay gente que piensa que los edificios altos son más inseguros que los bajos, cuando ambos son igual de inseguros. Una buena estructura en un edificio alto no debe suponer mayor riesgo.

–El último terremoto que se sintió con fuerza fue el de Lorca, ¿sirvió eso de llamada de atención?

–Yo diría que somos un pelín más conscientes, pero a grandes rasgos no ha cambiado nada. Todavía queda mucho trabajo por hacer, tanto a nivel público como a nivel educativo. Hay que afrontarlo de cara. Al igual que hablamos del cáncer o el coronavirus, hay que ver qué se puede hacer para intentar evitar el mayor daño. Hay que hablar de ello como de cualquier otro riesgo natural como las inundaciones.

–¿Qué deberes quedan por hacer?

–El principal es la comunicación. Casi todos los municipios en la Comunidad Valenciana tienen su plan de emergencias o sísmico. Yo digo que ese plan está muy bien, pero, si a la gente no se le informa de las medidas que contempla y las pautas que deben seguir antes, durante y después de un terremoto, no sirve de nada. Sin la pata comunicativa, los planes se quedan cojos.

–Hace nada vivimos el desastre de Turquía, ¿qué le hizo pensar?

–Pues, a parte de la desgracia humana, es que creo que se han hecho las cosas mal y no me gustaría descubrir que en España se han hecho de una forma similar. No ha sido solo el efecto devastador que ha tenido el terremoto, sino que se ha observado que muchas de las construcciones que han caído no cumplían la normativa turca, que es de las más restrictivas.

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