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Sé que no da gusto escucharlo, pero todo apunta a que vamos a colapso. La más que evidente subida de las temperaturas a nivel mundial y la afectación que provoca en el clima global indica, según muchos expertos, que viviremos a medio plazo con temperaturas ... veraniegas en torno a 50º con lo que eso implica. Y es que ya nos habíamos metido en un lío del que era difícil salir, medioambientalmente hablando, para que ahora venga Putin y, con sus delirios de grandeza, nos añada un problema que complica el escenario sobremanera en forma de crisis geoestratégica. Lo que estamos viviendo a nivel climático no es consecuencia sino de la hiperpoblación a la que hemos llegado superando con creces la capacidad de soporte de nuestro planeta en lo que a la especie humana se refiere. Somos 7.753 millones de almas, algo que, por ejemplo, en la Edad Media era impensable. Y eso, con la tecnología que tenemos, no sale gratis.
Mecanización. El factor clave a la hora de que hayamos experimentado un crecimiento demográfico tal es la mecanización de la agricultura. Cuando se araba el suelo con animales la cosa no cundía. Con tractores, abonos y cosechadoras, nuestra capacidad de producir alimento se disparó exponencialmente. Evidentemente, eso es bueno y nos ha permitido vivir mejor y más años, pero todo tiene un precio y la gran especialización a la que ha llegado la agricultura intensiva no tuvo en cuenta un factor determinante: la contaminación. No solo ocurre con la agricultura, ojo, también ocurre con la tecnología de los combustibles fósiles que es altamente eficaz pero tiene un defecto: contamina. La necesidad de producir enormes cantidades de comida para una población de muchos millones, pongamos por ejemplo Europa, requiere de amplias zonas que se dediquen a eso. La nuestra es una región especializada en ello. Y es un buen negocio, eso nadie lo pone en duda.
Sacrificio. La existencia de zonas donde proliferan y proliferarán explotaciones agrícolas de altísimo rendimiento y macrogranjas que han de alimentar a millones de personas tiene un efecto positivo sobre los consumidores y las empresas productoras, pero ¿qué ocurre con las zonas dedicadas a esas actividades? Porque nadie pone en duda que, a un noruego o un alemán, le viene cojonudo comprar, y a buen precio, esa 'lechuguica' o el brócoli que viene de tierras más cálidas. A la agroindustria también le viene bien exportar y hacer caja de lo lindo. Pero ahora vienen las consecuencias que sufren esos territorios especializados en producir comida que padecen el efecto de ese exceso de fertilizantes y purines sobre su suelo y acuíferos. ¿Qué pasa con nosotros? En esta década que viene se decidirá nuestro futuro. Estas zonas dedicadas a la producción intensiva de alimento se llaman ya zonas de sacrificio. Mientras que Amsterdan o Colonia, los bosques alemanes y la campiña inglesa seguirán preciosos, al Mar Menor no habrá quien se acerque. ¿Ese es el modelo que queremos?
Voluntad política. Desde hace más de 30 años en esta región se ha apostado por un modelo económico que no es viable porque depende de un recurso del que carecemos y vamos a carecer más: el agua. Y aquí hay que hacer un distingo: no es lo mismo la agricultura tradicional como el olivo, el almendro, la fruta de hueso o el arroz de Calasparra, que la agroindustria voraz que asola aquel terreno por el que pasa. La primera es la buena, la sostenible; la segunda es la que nos convierte en zona de sacrificio. No se observa voluntad ni visión de futuro en esa parte del sector en reconvertirse y evolucionar a unas prácticas menos lesivas, pero sí a crear 'fundaciones' dedicadas a manipular la información. Los dos grandes partidos que han de gobernarnos, PSRM Y PPRM, no están apostando en absoluto por evitar el deterioro del medioambiente, y un medio en condiciones sería la puerta para dedicarnos a aquello que tenemos a huevo: el turismo. Por no hablar de la energía solar, un recurso que nos sobra y que no usamos. Aquel de los dos partidos que decidiera que Murcia no acabe siendo zona de sacrificio y levante la bandera de la defensa del Mar Menor arrasará en unas elecciones. Máxime en una comunidad donde las últimas elecciones se decidieron por 800 votos. ¿Lo harán? La actual directiva del PSRM no va por ahí, gran error que pagarán en las elecciones. Y el PPRM, después de echar la culpa de todo a Madrid, sigue poniéndose de perfil. Nos están fallando ambos.
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