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Razón y emoción o si lo prefieren cerebro y corazón se convierten en dos maneras de analizar, tomar decisiones y, en consecuencia, actuar y desplegar comportamientos en nuestra vida diaria. El voto no es ajeno a esta aparente disyuntiva en la que ambos enfoques se presentan en el momento de recibir la llamada de las urnas. No en vano, las razones del voto y la actitud emocional que el votante despliega, en el uso de sus derechos democráticos, puede verse comprometida por la presencia de estas dos vías.
En sociología y ciencia política estos temas no pasan inadvertidos debido a la importancia y consecuencias que pueden tener las campañas electorales en el comportamiento del votante de cara a los resultados finales de unas elecciones.
Este tema no es nuevo. Habría que remontarse a los años 40 del pasado siglo, cuando en Estados Unidos Lazarsfeld, Berelson y Gaudet desarrollan los primeros trabajos sobre comportamiento electoral y aunque concluyen que las campañas electorales no son determinantes en el resultado final de los comicios - a lo sumo contribuirían a reforzar la predisposición del votante - en éste concurren una dimensión partidista, social e ideológica. En sentido contrario, la Escuela de Chicago, desarrolló la denominada Teoría de los efectos, según la cual los medios de comunicación ejercen un extraordinario poder de influencia sobre las personas y sus ideas, algo a lo que no pueden substraerse durante los procesos electorales, de modo que – según el planteamiento de esta escuela - el resultado de los comicios queda, más que condicionado, determinado por el tipo y carácter de la campaña (donde la estrategia y los recursos emocionales son claves).
En cualquier caso y con independencia de escuelas y autores, la pregunta acerca de cuáles son los elementos que moderan la decisión electoral del votante, está provocando que la sociología y la ciencia política hayan empezado a reconocer que el comportamiento electoral no es únicamente un comportamiento racional, resultado de procesar una cierta cantidad de información, sino que está condicionado por las emociones y los sentimientos que generan en los electores los diferentes inputs políticos que reciben. Así, el papel de las emociones viene a ser clave en el comportamiento político y éstas han de ser variables a incluir en los modelos explicativos de decisión electoral.
En el estudio Postelectoral de las Elecciones Autonómicas celebradas en la Región de Murcia el pasado mes de mayo, realizado por el CEMOP, de entre las principales razones que han concitado el voto del electorado murciano, destacaron: la figura del candidato a presidente (26,8%); el voto al partido acostumbrado o «de siempre» (19,2%) y la capacitación atribuida al candidato (17,3%). La mayor identificación con las ideas que representa el líder (9,7%), junto a la evitación de que ganara otro partido menos agradable (9,1%) y la buena gestión del partido en el gobierno (7,6%) formarían otro rango de explicaciones relacionadas con el voto. Juzguen Uds. si tras estas apreciaciones prima la razón, la emoción o quizás una mezcla de ambas.
Aun cuando las razones del voto parecen residir en muy buena parte en factores racionales, no debe desdeñarse la actitud emocional que puede experimentar el electorado, máxime cuando ha podido verse sometido a la presión de las campañas electorales y a los medios de comunicación social. No queda, por tanto, suficientemente claro el peso que finalmente tienen la ideología, el carisma del candidato, la fuerza de la costumbre o la identificación con el programa que representan las formaciones políticas. No obstante, la construcción social de la realidad y cómo se perciben las cosas sí tiene algo de invención y emoción interesada por parte de las formaciones políticas.
Mientras tanto, y sea como fuere, no es menos cierto que el análisis del big data y la minería de datos se convierten en un «filón» donde apoyarse para diseñar estrategias e interpretar motivaciones, actitudes y comportamientos de un electorado, en el que las emociones se constituyen en elementos claves de su actuación. Quizás la sugerencia que se podría hacer para los próximos comicios es que decidan con corazón y/o cabeza, pero pensando en sus conciudadanos.
* El CEMOP es un Grupo de trece investigadores de las Áreas de Sociología y Ciencia Política de la Universidad de Murcia.
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