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Tenía 16 años al acabar COU cuando me tocó tomar la decisión de qué carrera estudiar, seguramente como os ha pasado a muchos de vosotros. ... Y opté por Medicina. Creo que entonces fue una decisión que mezcló la inocencia con la vocación, del que entonces era un adolescente que quería dedicar su vida a ayudar a los demás.
¿Por qué Cirugía? Tengo el recuerdo emotivo de uno de mis profesores de Anatomía Humana en primero de Medicina, Federico Molina, que era cirujano general. Un día me llevó a su quirófano de Mesa del Castillo para explicarme la anatomía de la región inguinal sobre un paciente. Decía que la aprendería mucho mejor en vivo que en la pizarra o en la sala de disección, y así fue. Conocer posteriormente al profesor Pascual Parrilla en cuarto curso de Medicina fue la guinda del pastel. Ya no tuve escapatoria: me dedicaría a la cirugía.
Mi periodo de formación MIR fue una vivencia espectacular. Había solamente un residente cada año en el Servicio de Cirugía General de La Arrixaca. Hacíamos guardias cada tres o cuatro días, y teníamos quirófanos todos los días, incluidos los salientes de guardia. Esto me permitió aprender mucho y rápido, no solo del profesor Parrilla, sino también de otros grandes cirujanos (Soriano, García Ayllón, Escudero...), mañana, tarde y noche. Tuve la suerte de vivir el aprendizaje del oficio de cirujano directamente de auténticos maestros.
Un aspecto relevante en mi práctica médica ha sido la participación en el equipo de trasplantes desde su inicio, en ese primer trasplante hepático en Murcia que hizo el Dr. Parrilla en 1988 (hace ya 34 años), y desde entonces hasta la actualidad, en más de 1.500 trasplantes hepáticos, junto a mis compañeros, Ricardo Robles, José Manuel Rodríguez y Paco Sánchez Bueno, y otros muchos compañeros implicados, Dr. Albarracín, Dr. Luján, Dr. Juan A. Fernández, Dr. Ríos, más recientemente Dr. Cascales, Dr. Víctor López o el Dr. Felipe Alconchel, imposible citar a todos. Actualmente tengo que decir con orgullo que es uno de los programas de trasplante de mayor reconocimiento del país. ¡Cuántas noches, cuantos viajes en avión por toda España a por un hígado, cuánto esfuerzo de tanta gente! Recuerdo con cariño mi etapa como coordinador regional de Trasplantes durante 25 años. Hay muchísimo trabajo detrás de una actividad así, mucha gente implicada, los equipos de coordinación de todos los hospitales del SMS (Rafa Núñez, Chindo, Ana San Martín, María del Mar, Mario, Laura, Judit...), también imposible citar a todos. Muchas familias murcianas generosas y solidarias. Debo agradecer al Gobierno regional el que reconociera esta labor con la Medalla de Oro de la Región.
Guardo un recuerdo grato de las incontables guardias de 24 horas de presencia física en La Arrixaca, hospital 'estación termini' de la Región, y todos sabemos lo que quiere decir esta expresión. Las realicé hasta hace bien poco, durante 35 años y he de reconocer que las echo de menos. La cirugía de urgencias crea adicción, es diferente totalmente a la medicina programada. Genera alegrías y también frustraciones. Pero predominan las innumerables vivencias satisfactorias que nunca se olvidan de sacar adelante a los pacientes.
La Covid nos ha marcado a los médicos por dos razones: porque tras una respuesta vocacional inmediata e incondicional de todos los médicos, de todos los sanitarios, para hacerle frente, se han resentido los cimientos de nuestro sistema sanitario, la Atención Primaria. Es urgente reforzarla, sin regateos, con partidas presupuestarias que no tengan que competir con otras (dedicadas, por ejemplo, al folclore), como nos recuerdan continuamente nuestros amigos de la prensa, como la más valiosa oposición que son.
Y, en segundo lugar, porque la pandemia ha puesto de manifiesto que sin Ciencia no hay curación. Sin investigación no hubiéramos contenido al virus. Es hora de facilitar de forma decidida y con acciones concretas que los médicos investiguemos, porque somos los que conocemos los problemas clínicos todavía sin resolver. Es hora de cambiar ya los baremos de las bolsas de trabajo y de las OPE para dejar de penalizar a los médicos que sacamos horas para investigar a costa y a coste de nuestra vida personal y familiar. Y esto no es una excepción. Lo hacemos muchos médicos, que además desarrollamos una asistencia impecable de primer nivel como nuestro principal objetivo. Creo que desde el IMIB Pascual Parrilla y la FFIS, como su órgano de gestión, nos esforzamos por facilitar la investigación clínica, no solo en La Arrixaca o en el Centro Regional de Hemodonación, sino también en todos los hospitales de la Región, en Atención Primaria y en enfermería.
El futuro de nuestra profesión médica está sin duda en la cantera, en nuestros estudiantes de Medicina, y en nuestros médicos residentes, que tenemos que cuidar. Para mí, ha sido una inmensa fortuna y un privilegio poder ser médico y ejercer esta profesión a la que amo con pasión. Creo que la decisión que tomé con tan solo 16 años, y que salió del corazón, fue un acierto.
Pido a nuestros responsables políticos que nos cuiden, porque cuidarnos es cuidar lo más preciado de todas las personas: la salud. Y que contéis con nosotros en la toma de decisiones relevantes del Servicio Murciano de Salud.
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