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Toda crisis trae como consecuencia la situación de enfrentarnos a lo que coloquialmente se denomina 'la hora de la verdad'. El conocido como oráculo de Omaha, Warren Buffet, que ha logrado fama por acumular una inmensa fortuna por su instinto inversor y conocimiento no teórico sino práctico de 'los Mercados', acuñó una reflexión que se está haciendo cada vez más importante, pero que olvidamos cada vez (como ocurre con lo importante). Decía el oráculo de Omaha que en las crisis económicas ocurre como con las mareas, que una vez llegan, esto es cuando baja la marea, se ve qué bañistas estaban desnudos. Traducido a empresas o inversiones, la crisis pone a prueba las que están capitalizadas o bien gobernadas de aquellas que creíamos cuando la marea cubría todo, que estaban bien. Podríamos trasladar esto a la crisis mundial que la Covid-19 ha provocado y las reacciones de unos y otros.

Pronto hemos visto que quienes permanecían ocultos en sus laboratorios sabían muchas cosas que ignorábamos que sabían, precisamente porque trabajaban en la oscuridad de una labor científica que se les ha reconocido poco. Por poner un ejemplo que los lectores de LA VERDAD han conocido el otro día. Resulta que el médico jefe de Hematología de la Arrixaca y catedrático de la Universidad de Murcia, el doctor José María Moraleda, es una eminencia que capitanea una de las investigaciones reconocidas como muy importantes de las varias que se llevan a cabo en hospitales y universidades españolas para encontrar un remedio médico al coronavirus. Daba gusto leer sus declaraciones, que por cierto lo eran a preguntas de un periodista que se notaba preparado en el asunto. Se entendía bastante bien lo que el profesor Moraleda decía, pese a ser muy técnico, lo que es una prueba más de sabiduría real. Y no dejé de pensar que ojalá tuviéramos gente así de preparada en los ámbitos políticos. Es decir, gente que al menos supiera técnicamente cómo proceder.

Cuando uno oye o lee a estos científicos y médicos asiste horrorizado por contraste a que tengamos políticos en todos los espectros tan irresponsables y zafiamente mal preparados como el presidente Donald Trump, quien llego a preguntarse si la solución era ingerir lejía, o la vicepresidenta Irene Montero que en el momento más álgido de la crisis, con decenas de muertos diariamente, sostuvo que la solución pasaba por «una salida feminista a la crisis del coronavirus». No he puesto ambos ejemplos porque procedan aparentemente de lados opuestos del espectro político, sino porque son igualmente escandalosos. Salir con lejía o con ideología feminista es igual de ineficaz para combatir la pandemia, pero sobre todo es signo de un impresentable desconocimiento de lo que hay que hacer.

Por fin asistimos ayer a un fenómeno que debía cundir: el lehendakari Urkullu acudió al Hospital de Cruces de Bilbao rodeado de una comitiva de sus cargos para hacerse la foto, y los sanitarios de ese centro, que acaban de vivir, como todos los de los hospitales de España, una situación de flagrante desatención en medidas mínimas, en medio de una agobiante entrega a su trabajo, le lanzaron pitos, como ocurría hace días a la presidenta Ayuso de Madrid que había acudido también a la foto de Ifema. Los políticos no han estado a la altura, por reacciones tardías, por incapacidad, por desconocimiento, a veces por soberbia, otras veces por falta de preparación. Ese ha sido un hecho. Lo que deben hacer entonces es evitar hacerse la foto, por respeto al menos a los sanitarios que nos han sacado las castañas del fuego mientras esos políticos les mandaban mascarillas defectuosas o equipos de detección inservibles o animaban simplemente a aplaudirles.

La baja de la marea ha cogido a la clase política desnuda. En la hora de la verdad se ha visto que unos estaban más desnudos que otros, eso es cierto. Por poner un ejemplo de otra ministra: se ha visto a la de Defensa, Margarita Robles, a años luz en preparación y saber estar de Irene Montero o al alcalde Almeida mucho más preparado y solvente que a la presidenta Ayuso. No todos son iguales, y en crisis se va viendo. En España contamos con unos profesionales en los ámbitos de seguridad, policía, ejército y el sanitario que han estado muy por encima de clase política, entretenida todavía en ver si las encuestas electorales iban arriba o abajo tras cada tuit.

Pero he titulado este artículo en un presente hacia el futuro. Sanitariamente la hora de la verdad ya ha sido y nos ha mostrado quiénes estaban desnudos y quiénes vestidos. Ha ocurrido igual con países. España ha estado más desnuda que Portugal o Grecia. Y los números de contagiados y fallecidos lo proclaman sin discusión posible. Pero esto no ha hecho más que empezar. Ahora viene la hora de la verdad de la crisis económica. Ocurrirá igual que ha ocurrido con la sanitaria. Tenemos en España expertos en economía magníficos que lo han probado compitiendo en escenarios muy difíciles, que es como hay que hacerlo. Han mostrado que nuestro país tiene gente que puede liderar bancos, eléctricas, comercio de alimentación, ropa o telefonía a la cabeza mundial. Pero habrá quienes piensen que son el enemigo a batir. Habrá gentes que vengan con soluciones de lejía, o falsas demagogias. La marea, la crisis, pondrá a cada uno en su sitio. Espero que la clase política tome nota de que hay que estar preparados y saber lo que hacer o aconsejarse al menos de quienes gozan de preparación y experiencia. Y espero que los ciudadanos sepamos reaccionar pitando fuerte a quienes no sepan estar a la altura. En momentos tan graves no podemos equivocarnos.

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laverdad Ahora viene la hora de la verdad