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Espero que la III Guerra Mundial acabe pronto porque, de otro modo, se acabará antes mi hígado. Hay noches en casa que ceno con vodka ucraniano, en los famosos vasos afacetados 'vintage' de 250 mililitros diseñados en 1942 por orden de Stalin, y que se ... convirtieron en el vaso soviético unificado por excelencia (en cuya composición entra el tóxico plomo). Lo hago para sentirme cerca de los que ahora sufren en Europa, ya que no sé disparar. Volveré puede incluso que al agua mineral cuando se declare la paz, aunque sea postnuclear. El vodka no es para terminar una cena, sino para mantenerla, como la palabra dada.

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laverdad Mi vida con vodka