Borrar

No

Su vida había tenido sentido, porque el mero hecho de rebelarse frente a su edad, frente a los convencionalismos, esa era su victoria

Jueves, 19 de septiembre 2024, 01:14

Hace muchos años, en un lugar del profundo interior de España, vivía lo que ahora llamamos un sénior, un madurito de cincuenta y muchos y poquito menos de sesenta años. El buen hombre tenía una hacienda bien administrada, unos dinerillos que le permitían vivir de ... las rentas, más aún al no tener ni pareja ni hijos (re)conocidos. Tampoco tenía muchas ambiciones ni deseos, con lo que vivía bien, sin estrecheces ni riquezas, haciendo lo que le mejor le venía en gana. Como además era una persona poco problemática, amante del orden en todos los sentidos, pulcro, limpio, ordenado y de costumbres decentes, todos le respetaban y querían tenerle como contertulio en los eventos sociales que conformaban la vida de la respetable y cansina villa donde vivía.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad No