Secciones
Servicios
Destacamos
Hay una conocida serie de televisión que explica a la perfección la industria de la publicidad (y la sociedad americana de los años cincuenta): 'Mad Men'. En su primer capítulo, la compañía Lucky Strike acude a la agencia de publicidad con la necesidad de replantear ... su mensaje, para una sociedad a la que ya le resonaban los primeros ecos de los efectos tan nocivos del tabaco. «¿Qué tiene de especial su producto?», pregunta un creativo publicitario. «Nada, todo el tabaco se hace igual: el tabaco se tuesta, sigue el proceso...», contesta un miembro de la empresa. Y es ahí donde al protagonista se le enciende la luz. «Es tostado» (It's toasted), afirma. Ese debe ser el mensaje diferenciador. ¿Todo el tabaco es tostado? Sí, pero nadie más lo dice, así que «Lucky Strike será tostado, el resto: nocivo para la salud».
Este famoso diálogo ilustra a la perfección la importancia de definir los marcos de referencia a la hora de abordar una realidad. La construcción del relato es clave a la hora de convencer a las masas: sucede igual con el medio ambiente o la política, y una buena muestra de este fenómeno puede encontrarse en el ecocidio del Mar Menor. Por ello sus responsables parecieran estar más pendientes del relato que de la solución.
Los relatos pueden construirse de muchas maneras: con etiquetas, preguntas o afirmaciones. Podemos, en su primera ascensión social, repitió incesablemente el concepto de «casta» para definir a sus adversarios, a lo que estos respondían: «Yo no soy casta». Aunque parecía que se estaban defendiendo, el objetivo ya estaba cumplido: caían en la trampa de hablar bajo el marco de referencia establecido en un primer momento por el partido de Pablo Iglesias.
Por ejemplo, volvamos al tema de la laguna. Nadie (o muy pocos) se atrevería a afirmar que está en contra de la agricultura 'responsable' para poder ofrecer alimentos saludables y de calidad y agregar valor a la economía regional. Pero el marco de referencia en el que se da la discusión es otro.
Así nos lo demostró Abraham Telles, uno de los ingenieros, contadores y abogados con los que constituimos en Santiago de Chile un grupo de investigación avanzada y especializada en negocios sustentables, cuyo punto de partida ha sido la revisión de la literatura científica relacionada con el ecocidio del Mar Menor, a la vista de la cual se puede afirmar que lo ocurrido en la costa murciana no deja de ser la crónica de una muerte anunciada.
Abraham es un emprendedor: ha puesto un restaurante en la Patagonia, más concretamente en la ciudad de Cochamó, que significa 'donde se unen las aguas'. Allí más de 27 empresas han solicitado la compra de derechos de agua para producir energía, una cuestión que cuenta con la oposición de la ciudadanía. Es el caso de la empresa Española Endesa, que anteriormente renunció a los derechos que poseían en el río Puelo, debido a la inviabilidad de los proyectos al no contar con el apoyo de la comunidad local. Además, la creciente producción de las salmoneras –influida por la prohibición de la provincia argentina de Tierra del Fuego de la salmonicultura industrial– hace que la contaminación del río escale a niveles insostenibles.
Abraham quiere ver su tierra crecer y desarrollarse, pero no a cualquier costo. Es por ello que pretende movilizar a la sociedad civil e institucional de la zona para apostar por un mercado de emprendedores responsables, a través de iniciativas de economía circular e inversiones sostenibles. La actividad turística ya llegó a Cochamó y es cada vez más creciente, y Abraham lee con miedo la experiencia del Mar Menor, ya que teme que la masificación provoque daños irreparables en el ecosistema. No resignado, elaboró una iniciativa de desarrollo turístico consciente, que incluye gastronomía circular, una hotelería y arquitectura inclusivas, y un foco en actividades al aire libre, capacitación y apoyo de los diferentes actores.
Seguramente, muchos desestimarán sus propuestas porque la discusión hoy gira en torno a otro marco: le dirán que rechaza el capitalismo, el progreso, que está en contra de las inversiones extranjeras y de la generación de empleo. En este falso dilema, solo le queda la esperanza de que las autoridades chilenas lo escuchen, y de que una parte de la sociedad que hoy es consciente y apuesta por un futuro sostenible lo acompañe hacia concretar su iniciativa. Porque sabe que la historia no merece ser repetida dos veces, y conociendo el caso del Mar Menor, sabe que el final de una explotación turística a grandes escalas no es un final feliz.
En nuestra Región estamos inmersos en las elecciones municipales y autonómicas del 28-M. Revisando la campaña electoral parece que nuestros líderes políticos viven de espaldas a la realidad: efectos del cambio climático, cambio del paradigma empresarial de la economía lineal a la economía circular, apuesta europea por la transición verde y los emprendimientos sostenibles... etc. Una sinrazón.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.