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El primer ministro británico, Boris Johnson, toda su vida ha tenido particular afición a las fiestas, legales o irregulares. Es lo que aquí se llama un 'cierrabares', compartiendo definición con determinado político español. Existe un lujoso libro sobre los irritantes hábitos de la élite inglesa ... en los años 80 donde sale él, ya con ese nido amarillo en la cabeza. De lo que no había noticia es de que incluso en lo que bebe podía engañar a su país. A ningún inglés salido de la crema de la crema lo fotografiarían festejando con un bote de vulgar cerveza española Estrella Damm en la mano. Por mucho menos que eso en Inglaterra te consideran un vendepatrias. Tras eso vendría, en los buenos tiempos –ya no son los buenos tiempos ni en Inglaterra ni en ningún sitio– una sentencia a acabar colgado, pena que en las islas se reservaba para las más altas villanías.

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laverdad Váyase, señor Johnson