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A las urnas

VERITAS VINCIT ·

No cabe otra que dar la voz al pueblo soberano y, si los electores vuelven a otorgar su confianza a los actuales mandamases, no habrá nada que objetar

Lunes, 13 de julio 2020, 02:08

En estos tiempos de tormentas, cuando la mar está en leches, como dicen los viejos pescadores, conviene releer el artículo primero de nuestra Constitución: «España se constituye en un Estado social y democrático de derecho que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la justicia, la igualdad y el pluralismo político. La soberanía nacional reside en el pueblo español del que emanan los poderes del Estado».

Así define democracia nuestro diccionario de la hermosa lengua española: «Forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos». Sencilla y contundente definición a la que el 'Homo sapiens' político ha sido capaz de darle la vuelta para acomodar tan preciso significado a sus torticeras intenciones. Basta añadiendo algún que otro 'palabro' para conseguir resultados diferentes:

Democracia cristiana, la que aúna principios democráticos con algunos postulados de la doctrina y el pensamiento socialcristiano; democracia directa, la que se ejerce por el pueblo sin mediación de representantes; democracia orgánica, la que se atribuía al régimen franquista con supresión de las libertades políticas; democracia popular, sistema de gobierno de los regímenes marxistas con total supresión de las libertades. Vemos cómo con algún añadido se secuestra la idea y el concepto.

Desde la Transición hemos disfrutado de una democracia plena en paz y concordia. El nuevo gobierno social-comunista, con apoyo de independentistas y filo-etarras, pretende acabar con la Transición y, por ende, con la democracia plena, secuestrando la soberanía popular eliminando todo control a su poder, apropiándose de las instituciones que son del Estado. El maldito coronavirus, al propiciar el abusivo estado de alarma, ha ahondado más el agujero. Nuestras libertades están en almoneda amenazadas por un gobierno populista con apoyo de independentistas y filoetarras. Se intenta colonizar a las instituciones que son del Estado, se descalifica a la oposición, se insulta y se amenaza a los que critican a los mandamases. Y por si fuera poco, la economía está deshecha, autónomos y empresas en la ruina y cada día más trabajadores en paro.

Muchos pensamos que esto no puede seguir así y que la única forma de salir de este atolladero es devolver al pueblo la voz para que pueda elegir, en libertad, a quienes quiere que los represente para dirigir el difícil proceso de la reconstrucción nacional.

Algunos creen que los actuales dirigentes se han ganado el derecho de seguirnos liderando; pero, sensu contrario, digo y sostengo que hay otros que no estamos de acuerdo, que creemos que los que ahora nos gobiernan han gestionado la pandemia rematadamente mal, con un sesgo ideológico, supremacista, totalitario y mentiroso que los imposibilita para salir de esta crisis y dirigir España hacia el futuro. Más de cuarenta mil muertos a sus espaldas, toda una legión de sanitarios desprotegidos y contagiados, ancianos abandonados a su suerte y enterrados, compras de material sanitario encargadas a empresas sin experiencia alguna con el solo marchamo de su amistad con el mandamás. Multitud de decretos para satisfacer ambiciones y preparar el futuro político de los gobernantes sin que tuvieran que ver con la salud de los españoles y la prolongación innecesaria del estado de alarma para evitar el control del parlamento y gobernar sin freno ni tasa, y tantas cosas más como podríamos reprocharles, hace que muchos queramos ejercer nuestro soberano derecho para, libre y democráticamente, elegir a los más capaces para liderar esta crisis, dar confianza a Europa y a los inversores, prescindiendo de los que tratan de imponer viejas, totalitarias y obsoletas teorías, adobadas de fobias y manías que solo nos están llevando al enfrentamiento y a la ruina moral y económica.

No deben tener mucha fe don Sánchez y don Iglesias en lo que dice el apesebrado Tezanos, porque si la tuvieran, ¿a qué esperan para convocar elecciones en las que, según los corifeos, arrasarían y podrían seguir disfrutando de todas las prebendas del poder?

Descartado un gran pacto de Estado entre Gobierno y oposición, como el propio don Sánchez ha declarado, en en este clima de absoluta desconfianza y enfrentamiento no cabe otra solución que dar la voz al pueblo soberano y, si los electores vuelven a otorgar su confianza a los actuales mandamases, no habrá nada que objetar. Que no nos cuenten milongas, no hay otra solución. Si queremos recuperarnos y volver a la paz y la concordia, a las urnas, a las urnas por el triunfo de la democracia.

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