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No hay tutía (o sí)

VERITAS VINCIT ·

Vamos a dejarnos de monsergas, basta de lamentos, ahora toca trabajar todos juntos por la recuperación de nuestro pequeño mar

Lunes, 14 de noviembre 2022, 00:24

No se asombre querido lector, ni este modesto escribidor ni el corrector se han equivocado: el título de este artículo está bien escrito y para ... nada se refiere a una apreciada parienta. Tutía, o atutía, viene de un vocablo del árabe hispánico y nomina al óxido de cinc que se adhiere a las chimeneas de las fábricas donde se trata este mineral o se fabrica latón. Producto muy conocido en la medicina antigua, tanto para los males del ojo como remedio en general, fue tanta su fama y aprecio que cuando el boticario anunciaba al paciente que el milagroso ungüento se había terminado, la expresión 'no hay tutía' equivalía a que su mal no tendría curación ni alivio, lo que producía un enorme desaliento en el sufridor. Hogaño, y ya han pasado muchos lustros, seguimos empleando la frase cuando queremos expresar que algo se presenta como irremediable o con pocas esperanzas de ser alcanzado.

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