Trampantojo a dos manos
VERITAS VINCIT ·
El navío del PP se dirige con rumbo errático a aguas someras y está a punto de embarrancarSecciones
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VERITAS VINCIT ·
El navío del PP se dirige con rumbo errático a aguas someras y está a punto de embarrancarCuando era zagalón gustaba ir de cuando en cuando al Teatro Romea con mis colegas y disfrutar de las revistas que presentaban. Cortos de efectivo, ... nuestro sitio eran las gradas del 'Paraíso', desde donde gozábamos viendo a las coristas, tan guapas y tan altas, danzando al unísono con esas piernas infinitas enfundadas en brillantes mallas. Unas Navidades, gracias a regalos de familia, contamos con algún dinerillo extra y contratamos un palco proscenio lindando con las tablas del escenario. A la hora prevista se apagan las luces de la sala, ¡arriba el telón!, y, al ritmo de la pegadiza música, aparecieron las artistas en el escenario, tan cerca que casi las podíamos tocar. Y ¡qué desilusión!, las núbiles danzarinas resultaron ser talluditas tapando sus arrugas con profusión de afeites, y las mallas, de lejos tan relucientes, unos viejos trapillos llenos de agujeros y zurcidos. Puro trampantojo.
Eso mismo nos ha pasado a más de uno al ver de cerca y constatar la actuación de varias, varios y varies ministras, ministros y ministres y otros miembros, miembras y miembres del Gobierno. Qué incompetencia, cuánta zafiedad, cuánto cinismo, cuanta impostura. Un día sí y otro también dictan normas que luego abortan; lo que uno dice el otro desmiente; intentan, cada vez con menos éxito, tapar sus vergüenzas, su necedad, su impotencia, con ataques histéricos al franquismo, a la transición, a la monarquía, a la unidad de España. Si no fuera por el desastre de la gestión económica, por la ruina a la que nos conduce su inacción ante la subida imparable de la luz, el gas y los carburantes, por el paro, la crisis social y la división entre españoles, una gran carcajada sonaría en toda España para celebrar tanto dislate, tanta bufonada, tanta idiotez.
No podemos seguir por este derrotero, la gente ya no aguanta. La calle, que en algún momento fue de Fraga, y que siempre estuvo controlada por la izquierda, empieza a llenarse de españoles de todos los colores protestando contra tanta agresión. La rebelión contra este gobierno totalitario social-comunista, apoyado por independentistas y filoetarras, empezó en Madrid, continuará en Andalucía, cuando se convoquen elecciones y los votantes acaben con la vergüenza de un socialismo corrupto hasta la médula, y cual bendita marea, seguirá extendiéndose por toda nuestra querida España.
Pero este trampantojo que, tan a las claras es el signo de identidad del Gobierno, también lo hemos detectado en la cúpula del PP. Casado, ese líder que no sabe a 'ná de na', anda desnortado, preso de los celos, dando palos de ciego, y su lugarteniente Teo, abducido por el PSOE, queriendo aparecer como un gran negociador, hombre de paz y concordia, y al mismo tiempo actuando como general secretario de los 'peperos', no cae en la cuenta que los avispados socialistas, maestros trapaceros, le han tomado la medida y no paran de utilizarlo una y otra vez en su propio beneficio.
La aplastante victoria de doña Isabel, le sentó muy mal a don Casado. No supo aprovechar su padrinazgo, quiso robarle el protagonismo apareciendo en el balcón de Génova como ganador de las elecciones, para más tarde, en vez de aceptar sin reservas su deseo de ser presidenta del partido en Madrid, lanzar a Almeida al ruedo sin que nadie entendiera el porqué de esta absurda maniobra. Ahora, la hoguera está en todo lo suyo, media España anda atónita y preocupada por las consecuencias de esta inútil batalla, y la otra media aplaudiendo hasta con las orejas, y rezando, es un decir, para que el fuego no se apague y las expectativas de los populares de llegar a La Moncloa se abrasen en la pira. Si en vez de ponerle la proa rechazando su justa petición la hubiera apoyado sin fisuras, los aplausos, que la excelente presidenta cosecha allá donde va, los podría capitalizar el sinsorgo Casado presumiendo que fue él, y sólo él , el descubridor de la fulgurante estrella
El navío del PP se dirige con rumbo errático a aguas someras y está a punto de embarrancar. Si el capitán, y el primer oficial siguen en esta guerra lo único que conseguirán será perder las elecciones, y tras la derrota, cogiditos de la mano, marcharse a sus casas, mientras don Sánchez, desde el Falcon, los saluda con una copa de Dom Perignon en una mano y descojonado de la risa.
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