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Asegura Pedro Sánchez que a la «fachoesfera le hubiera gustado llevar a Eurovisión el Cara al sol». No exagere, presidente, entre el negro y el ... blanco existe todo un mundo y fachas no somos todos los millones de españoles que estamos hasta el gorro de usted y su charlatanería ni mucho menos todos a los que nos horroriza el tema con el que Nebulossa nos representará en Europa porque repetir un estribillo con la palabra zorra no es feminista, ni diverso, ni divertido pero sí banaliza una violencia verbal que sufren a diario mujeres y niñas.
A la pareja que canta este nuevo y empoderado himno, con el que Sánchez aprovecha para insultar a media España y de paso agitar el avispero que es lo que le gusta, poco le importan las críticas: «No tenemos 20 años, todo me la suda». A mí todo no me la suda aunque reconozco que cada vez soy más selectiva y solo dedico el tiempo a lo mío y a los míos, por eso raro el miércoles que malgaste esta columna con absurdas canciones y disputas políticas cuando hay grandes historias que contar como la de Amelia Earhart, la primera mujer en cruzar sola el Atlántico a bordo de su avión para desaparecer años después al intentar ser la primera en dar la vuelta al mundo. La reina de los cielos, como la llamaron algunos, sí merece estas líneas, más cuando el Lockheed Electra en el que intentó la hazaña puede que haya aparecido después de 87 años perdido.
21 de mayo de 1937. Earhart y su copiloto despegan de Florida. Tras una parada técnica en Papúa Nueva Guinea el Electra envía por radio un mensaje al navío guardacostas norteamericano Itasca que se convertiría en el último: «Debemos estar encima de ustedes, pero no los vemos... El combustible se está agotando...». Nunca más se supo y su desaparición provocó una avalancha de alocadas teorías: acabaron en las islas Marshall donde fueron juzgados y ejecutados por los japoneses; no, qué va, fueron liberados y devueltos a los Estados Unidos donde vivieron con identidades falsas para evitar un conflicto diplomático entre los dos países. Otra teoría sostiene que el avión se estrelló y sobrevivieron hasta su muerte como náufragos en un atolón perdido e incluso un episodio de la serie 'Star Trek' se atrevió a plantear como solución al enigma una abducción alienígena.
Quién sabe qué pasó, lo que sí les digo es que a 5.000 metros de profundidad en algún lugar del Pacífico la empresa Deep Sea Vision asegura haber encontrado los restos del avión perdido, lo que puede ser tan verdad o tan mentira como cuando nuestro presidente nos jura y perjura que del referéndum independentista, nanay de la China.
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