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Los lunes por la mañana envío al periódico la columna que publico los miércoles para darle tiempo al editor de repescar comas olvidadas, revisar acentos ... o llamarme la atención si insulto a alguien, aunque esto raramente pasa porque evitarlo es la única condición que me pusieron y además me veo capaz de decir lo mismo con otras palabras. Mi columna de hoy iba de los gusanos de seda que alimentaba con hojas de morera y criaba de pequeña en una caja de zapatos; también de la añoranza de un Mar Menor perdido y de la ineptitud de nuestros políticos que lo siguen teniendo abandonado, pero el lunes por la noche la Policía lanzó gases lacrimógenos y endilgó más de un porrazo a los que se manifestaban en Ferraz contra la amnistía y Sánchez y, con la que está cayendo, cómo me van a leer hoy divagando sobre gusanos y mares.
Empecemos por la punta que no quiero liarme. El artículo 21 de nuestra Constitución reconoce el derecho de reunión y manifestación, sin autorización previa, eso sí, de forma pacífica y sin armas. Y en esa utilización de una herramienta básica para que el pueblo pueda expresar de forma conjunta sus ideas, los españoles pueden gritar contra lo que les venga en gana, también contra el presidente Sánchez y sus planes de amnistía y de romper España en pedazos. Impedírselo es más de una dictadura que de una democracia; cortar por lo sano las protestas, como clama más de uno, y disolver a punta de gases a los manifestantes, un disparate.
No me queda otra que reconocer la perfecta organización de la izquierda que marcha cual disciplinado ejército con su discurso único y tremendista en las redes sociales: «Todos los que se manifiestan son unos fachas». Antes de seguir permítanme un inciso: ¿fascistas como insulto en pleno 2023? Hagan el favor de actualizarse. Sigo con las arengas: «Terminarán como Trump asaltando el Congreso», «Golpistas acosándonos»... Y en esas que aparece en escena nuestro presidente Sánchez y en plena carga policial se permite tuitear estas palabras: «Atacar las sedes del PSOE es atacar la democracia y a todos los que creen en ella».
Desde la izquierda no entienden que millones de españoles estemos en contra de la amnistía que, tengan por seguro, en unos días firmará sin sonrojarse Sánchez que ya no puede meter reversa después de que Puigdemont, con tanta disparatada petición aceptada, lo haya dejado con el culo al aire. El prestigioso 'Financial Times' dice que amnistiar a los independentistas «vale la pena» y nuestro presidente asegura que es «por el interés de España y en defensa de la convivencia entre españoles». Pero por ahora, qué mal vamos.
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