No es coña, señor Sánchez

«¿Cuando se mira al espejo, usted qué ve?», le espeta el de Onda Cero a Sánchez a las nueve en punto de la mañana, ocho en Canarias, después de darle una cordial bienvenida y saludarle. Presidente y periodista van vestidos exactamente iguales: chaqueta azul oscuro, camisa azul más clara, nada de corbatas, parecen Zipi y Zape. Y el socialista, al escuchar este primer dardo, se retuerce en la silla y, en vez de contestar «veo al más guapo de España», nos sale por peteneras con una ristra de catástrofes con las que ha tenido que lidiar en sus cuatro años de mandato: que si la pandemia, el volcán de La Palma... Alsina no se da por vencido: «¿Usted se ve como una persona fiable?». Y Sánchez vuelve a eludir la pregunta cual culebra atrapada y recuerda a los oyentes la guerra de Ucrania y no sé cuántas crisis que él y su equipo han sabido lidiar como nadie.

Sigo la entrevista interesada e hidratada con otra cerveza bien helada hasta que llega la pregunta que media España estamos esperando: «Presidente, ¿por qué nos ha mentido tanto?». Y entonces Sánchez pone cara de circunstancia, y después de preguntar sorprendido a Alsina en qué ha faltado a su palabra, replica con voz de cura y tono sosegado: «Solo he tenido cambios de posición en algunos asuntos importantes». Joder, si hubiera sabido yo esto antes, lo de que la mentira no existe sino que solo es un cambio de coordenadas en el radar, la de disgustos que me hubiera evitado.

Mentiras para Sánchez solo las que vomita contra él la «derecha mediática» y lo de las elecciones en pleno mes de julio «para que el rumbo de este país se clarifique cuanto antes». ¿España o usted? Así es y así vamos a votar y no es coña, como usted cree, señor Sánchez.