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Antes de nada deseo aclarar que no es lo mismo la predicción de un seísmo que su prevención. Predicción es predecir (decir antes) y prevención es, aceptando que va a suceder, estar prevenidos y preparados para que los daños sean mínimos. Respecto a la predicción ... nos hacemos dos preguntas: ¿dónde? (espacial) y ¿cuándo? (temporal). Respecto a la espacial sí se puede adelantar dónde sucederá el sismo (los epicentros se suelen localizar en las trazas de las fallas sismotectónicas); pero respecto a la temporal, es imposible saber cuándo.
He leído que el sismólogo neerlandés Frank Hoogerbeets avisó, con tres días de antelación, que iba a ocurrir un terremoto de gran magnitud en Marruecos. Tengo que decir que no le doy credibilidad a este colega, sobre todo teniendo en cuenta que se ha basado en una teoría distópica sobre alineación de los planetas. Ha acertado por casualidad, lo mismo que acerté yo con el terremoto de Mula, considerando que hacía mucho tiempo que no había habido un sismo en esa zona y que, al existir una gran acumulación de tensiones, dije que «ya tocaba» la liberación de la energía. Pero yo no me atreví a dar una fecha concreta; no es posible la predicción, a pesar de que existan numerosas investigaciones encaminadas hacia ese objetivo. Sin embargo, se ha visto que en algunas ocasiones los terremotos de magnitud superior a 5 (el de Marruecos fue de 6,8) vienen precedidos de fenómenos singulares, basados muchos de ellos en la Teoría de la Dilatancia, y que enumeraremos a continuación.
Anguita y Moreno (1991), en su libro 'Procesos geológicos internos', consideran como precursores sísmicos los siguientes: a) Elevación del terreno algunos centímetros. La aplicación de este método arrojó unos magníficos resultados en la ciudad china de Haicheng, de un millón de habitantes, ante el terremoto de magnitud 7,3 que tuvo lugar en 1975; la evacuación de la población, tan solo 5 horas antes, hizo que los muertos fueran de solo 250 (los que no quisieron desalojar la ciudad). El problema surgió cuando a los pocos años observaron el mismo fenómeno precursor y evacuaron la ciudad, porque en esta ocasión no sucedió nada. b) Variación de la resistividad eléctrica del terreno (se reduce hasta la mitad) y el campo magnético local (se reduce hasta varias partes por mil). c) Disminución de la relación entre la velocidad de ondas primarias y secundarias. d) Aumento de microsismos locales, al igual que sucede previo a las erupciones volcánicas. e) Aumento del nivel freático de las aguas subterráneas. f) Aumento, hasta un valor triple del inicial, de la cantidad de radón (un gas radiactivo) en el agua de pozos profundos; esto lo he podido comprobar, en un proyecto de la UPCT y el Instituto Vulcanológico de Canarias, que se desarrolló a finales del siglo XX, midiendo el radón, durante varios años, en un pozo de 300 m situado en la traza de la Falla de Alhama de Murcia.
Además de los fenómenos precursores referidos, existe otro muy curioso, que sucedió instantes antes del terremoto de Marruecos del 8 de septiembre, que es el de triboluminiscencia (se conoce desde el siglo XVII), que consiste en la aparición de fenómenos luminosos en el cielo. Presentan distintos colores (predomina el azul y el verde) y distintas formas (esferas de luz, llamas flotantes o haces de luz, algo parecido a una aurora boreal polar; se le conoce como EQL). Estos fenómenos son observables hasta una distancia de 600 km del epicentro y se sitúan próximos al límite entre las placas tectónicas (en el caso concreto del terremoto de Marraquech, la Euroasiática y la Africana). Su génesis es aún desconocida, pero según Freund, son debidas a la fricción entre placas tectónicas, que crean corrientes eléctricas estáticas; las partículas cargadas positivamente en las rocas (predominantemente las silíceas, por ejemplo granitos, pues el cuarzo es piezoeléctrico) atraen partículas cargadas negativamente en la atmósfera superior terrestre, produciéndose las luces. Son como relámpagos que viajan desde el suelo hasta las nubes, al revés que los de las tormentas (relámpagos invertidos). Duran desde unos segundos hasta algunos minutos y dependen de la oscuridad que haya en el cielo (en Marruecos tuvo lugar a las 23.11 hora local).
No debemos omitir, entre los métodos predictivos, el de sismicidad histórica. Este se basa en establecer el tiempo transcurrido entre dos terremotos destructivos en la traza de la falla activa; si este es superior a 30 años es que se trata de una laguna sísmica o un segmento trabado y tiene muchas posibilidades de que se produzca la liberación de la energía en cualquier momento. Esto fue lo que ocurrió con el terremoto de Lorca.
En resumen, diré que no es posible predecir cuándo se va a producir un terremoto, pero existen fenómenos precursores que debemos considerar y seguir investigándolos, pues pueden evitar muchas pérdidas humanas y económica.
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