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Tenía el propósito de asistir a la concentración-manifestación a la que ayer estábamos llamados los pensionistas acreedores de Hacienda, pero una espera no inesperada ... me lo impidió. Y es que las consultas médicas tienen la particularidad de que sabes cuando entras, pero no a qué hora sales. Y no me quejo, que conste. No me quejo porque soy bien nacido y, por ende, agradecido y sé que llegados a cierta edad (que, como suelo decir, en mi caso es una edad cierta) es raro quien se escapa de un obligado 'turismo sanitario'. Si he llegado hasta aquí ha sido gracias a la Providencia y a la Ciencia, así que nada de lamento y mucho de reconocimiento.
Pero a lo que iba.
Han tenido que ser los 'yayos' de los sindicatos Comisiones Obreras y UGT quienes convoquen protestas en toda España, con el objetivo de urgir a Hacienda para que siga abonando las cantidades pendientes a los mutualistas. Como digo, no he podido asistir a la convocada en Murcia de la que, a la hora de escribir este artículo, aún no tengo noticias aunque presumo que no habrá sido masiva. No por falta de ganas, sí por la edad de los convocados y por el escaso eco informativo que ha tenido, hasta ahora, la clara injusticia que está suponiendo la arbitraria decisión de Hacienda de no pagarnos lo que nos debe por sentencia del Tribunal Supremo.
Lo decidió, con premeditación y 'navideñosía', el 22 de diciembre último, cuando los españoles estábamos pendientes de la Lotería de Navidad.
Querrían salvar su imagen.
Como si la imagen hiciera buenos políticos. Me pregunto si, aunque vista corbata, es de buen político cambiar las reglas del juego cuando aún no ha acabado el partido; si es de buenos políticos atreverse contra las personas de ochenta o más años, a las que en vez de pagarles lo suyo antes del 31 de diciembre, como estaba previsto, deciden pagarlo a plazos anuales hasta el 2028 (añaden así más incertidumbre vital a un colectivo que no hace planes a más de tres meses vista); si es de buen político generar e incurrir en desigualdad de trato pagándoles a unos y no a todos; si es de buenos políticos (incluyo a los de la oposición, que ya estaban de vacaciones parlamentarias pagadas) hacerse los suecos ante una decisión tan despótica que afecta a miles de españoles, hoy sumidos en la indefensión.
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