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Teletrabajo: panacea o trampantojo

Se yerra el tiro si ahora se le otorga, de forma exagerada, la categoría de 'panacea' universal de todos los problemas

Miércoles, 29 de julio 2020, 01:58

Aprincipios de marzo de este año, la imprevista lucha contra la Covid-19 provocó un 'tsunami' en forma de un masivo y obligado aislamiento domiciliario que golpeó duramente el modelo de negocio de las empresas españolas, eliminando de la ecuación un elemento importante: la interacción presencial entre los trabajadores y el contacto directo de estos con los clientes. Esa es la razón por la que los sectores más afectados por esta inesperada crisis han sido aquellos en que la relación con el cliente deviene en esencial: el comercio, la hostelería y las actividades culturales. Y por ello ha golpeado con más fuerza a aquellas economías donde el turismo tiene un peso importante en su producto interior bruto, como la española en general y la murciana en particular.

En ese nuevo e inesperado contexto, el teletrabajo –entendido como la posibilidad de realizar el trabajo habitual y diario a través de medios tecnológicos– emergió como un Arca de Noé en medio del 'diluvio'. Resultó ser la única alternativa viable para 'mantener vivas' las empresas, con el inestimable apoyo de los trabajadores y los clientes, y poder ofertar su producto o servicio en condiciones aceptables, dadas las circunstancias, a su consumidor.

En la mayoría de los equipos de trabajo de las empresas, entonces separados por fuerza mayor sintiéndose atacados por un 'enemigo invisible' y en un entorno económico y social lleno de incertidumbre, emergió un espíritu de unidad y concordia, de supervivencia y de búsqueda del bien colectivo, que hizo que todos sus integrantes entregaran lo mejor de su talento en cada momento. En esas circunstancias el teletrabajo proporcionó una 'oficina virtual', permitiendo crear un 'sucedáneo' del trabajo presencial que ha salvado el funcionamiento diario de muchas organizaciones.

No considero exagerado decir que muchas sociedades han podido sobrevivir en ese entorno hostil gracias al teletrabajo, a pesar de lo disruptivo que ha resultado en muchos casos. Pero creo firmemente que se yerra el tiro si ahora se le otorga, de forma exagerada, la categoría de 'panacea' universal de todos los problemas de organización de las empresas. En mi opinión, el teletrabajo solo ha sido el medio para iluminar en tiempos oscuros una conexión mental, un espíritu de equipo latente generado a través de muchos años de trabajo presencial y de interacción social entre sus miembros.

Un exceso de euforia sobre las virtudes del teletrabajo, planteándolo incluso como sustitutivo del trabajo presencial, no llevaría más que a eliminar el proceso grupal de muchas horas de compartir codo con codo y de infinitos debates y discusiones, que es lo que ha generado ese espíritu corporativo e intuitivo, verdadero salvador de la situación, y que se ha podido canalizar gracias a los medios tecnológicos de comunicación disponibles. No puede convertirse en ningún caso en un sustituto perfecto, ni en un simple modo de ahorrar costes operativos, porque a largo plazo generaría, sin duda, daños irreparables en el trabajo individual y colectivo de todos los integrantes de las empresas, por los riesgos inherentes al excesivo uso de la tecnología y al aislamiento, y en la cultura de la organización, afectando de forma irreversible a la 'ventaja competitiva' que las distingue de los demás competidores.

Este episodio nos ha demostrado, en mi opinión, que un teletrabajo voluntario y reversible, planteado como un complemento prudente, regulado de forma coherente, sencilla y justa, y con unos costes sostenibles para las empresas, es una herramienta de gran potencial estratégico. Su adecuado uso puede atraer el talento individual, aumentar el colectivo y multiplicar el valor añadido generado por la empresa, tanto en términos de beneficio económico como social (a través de la RSC o la creación de valor compartido), en un entorno cada vez más digitalizado y preocupado por el impacto en la sociedad de la actividad empresarial.

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