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Sostenibilidad social, económica y medioambiental

Martes, 28 de julio 2020, 01:34

Contratos temporales, contratos a tiempo parcial, contratos fijos discontinuos... Es la realidad que viven día a día muchos habitantes de la Región de Murcia. La imagen de la precariedad laboral de los trabajadores y trabajadoras de sectores como el agroalimentario, la hostelería o el comercio, baluartes todos ellos de la maltrecha economía regional.

Pero lo peor no es que eso suceda, lo peor es la acomodaticia aceptación, la asunción popular de que nuestra Región de Murcia esté en los puestos de cola en materia de contratación, salarios y pensiones a nivel nacional. La resignación y normalización de esos datos. Y, en cierto modo, lo comprendo. Resulta cansado, es más, resulta agotador poner el foco sobre la úlcera sangrante una y otra y otra vez, sin que esa situación cambie. Sin embargo, desde CC OO-RM, y por muy extenuante que resulte, no nos resignamos a aceptarla.

No podemos aceptar la utilización masiva, y en su mayoría en fraude de ley, de los contratos de puesta a disposición de las empresas de trabajo temporal, ni la lacra de las, mal llamadas y mal utilizadas, empresas de servicios, con cesión ilegal, en muchos casos, de plantillas completas. Y nos preocupa ampliamente que el Gobierno regional no se plantee, siquiera, si su postura ante esta cultura del trabajo precario es positiva o negativa para la comunidad murciana, su economía, y la vida de la población. A mi modo de entender, es claramente negativa y deberíamos huir de ella y activar, de una vez, los mecanismos necesarios para salir de los últimos puestos de esas tablas y dar a los murcianos y murcianas la dignidad laboral y social que requieren. Los empresarios y empresarias de la Región deberían trabajar y utilizar políticas empresariales encaminadas a obtener beneficios que no vayan acompañados de la precariedad de sus trabajadores y trabajadoras. Afortunadamente, en la Comunidad contamos con bastantes empresas que se pueden tomar como ejemplo de buenas prácticas. Empresas, muchas de ellas exitosas, que demuestran, una vez más, que uno de los valores del tejido económico de una organización se apoya en el bienestar de sus trabajadores y trabajadoras y que ese bienestar genera beneficios, no solo a nivel emocional y social, sino también económico.

Además encuentro que tenemos la fórmula perfecta para llegar a ese punto de estabilidad, a ese equilibrio entre las diferentes necesidades del tejido productivo. La negociación colectiva debe ser el escenario que propicie esa estabilidad en el empleo de calidad con una contratación estable y a tiempo completo. Un recurso que mejore los sueldos y que garantice el Salario Mínimo Interprofesional como medida mínima legal y necesaria. Convertirnos en la sociedad que merecemos y que nada tiene que ver con el 'conmigo o contra mí' que pretenden vendernos, en el 'Litoral o el Mar Menor'. Quiero pensar que vivo y trabajo en, y por, una región llena de matices, de opiniones y, sobre todo, de principios. La verdad es que no sé bien cuál es la canción del verano, tampoco supe cuál fue la de la primavera o el invierno, pero cada vez tengo más claro cuál es la palabra que define esta época que nos ha tocado vivir: sostenibilidad. Encuentro que resuena en cada conversación y en cualquier tema. Sostenibilidad económica, sostenibilidad tecnológica, sostenibilidad medioambiental... Un comodín que parece que queda bien en cualquier boca y que, como una camisa blanca, se adapta a casi cualquier protocolo dependiendo del tono que utilicemos para ella. Sin embargo, me pregunto si no estaremos deformando un término tan ecuánime. Y no es que sea una palabra sencilla de moldear, sino que a base de abolladuras ya da la sensación de que encaja en casi cualquier hueco.

Según la RAE sostenible es:

1. adj. Que se puede sostener. Opinión, situación sostenible.

2. adj. Especialmente en ecología y economía, que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente. Desarrollo, economía sostenible.

Quizá de vez en cuando sea recomendable releer el diccionario antes de utilizar las palabras una y otra vez hasta variar su definición social. Es más, confío, y recomiendo, que esta sea una práctica que comiencen a aplicar los miembros del Gobierno regional de Murcia cuando hablen de apostar por una agricultura económicamente sostenible, recuerden que sería deseable también medioambientalmente sostenible.

Y a todo esto, entre contratos precarios, calor y marineras sin ensaladilla y sin mar, quizá estemos perdiendo una oportunidad de oro. Quizá y solo quizá, deberíamos aprovechar, vuelvo a lo mío, la situación que estamos sufriendo a causa de la Covid-19 para, de una forma definitiva, apostar por un cambio de modelo productivo que permita a esta región crecer de manera sostenible en su aspecto social, económico y medioambiental.

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